Libertad de prensa
El 3 pasado, se recordó el Día Mundial de la Libertad de Prensa instituido por la Asamblea General de la ONU allá por 1993. Podríamos decir que se conmemoró la fecha ya que, por supuesto, ésta fue destacada en los medios aunque los tiempos que corren no dan mucho para celebrar la misma como se debería.
De acuerdo al Barómetro de “Reporteros sin Fronteras”, durante el año pasado 49 hombres de prensa fueron asesinados y 396 detenidos en el ejercicio de su labor periodística. En el caso del Perú, según el reporte de la Asociación Nacional de Periodistas, se registraron 352 ataques a periodistas y medios de comunicación sin dejar de mencionar los sospechosos o cuestionables proyectos de ley y carpetas fiscales abiertos en su contra.
Digámoslo claro: si en el país se vive lo que unos califican de régimen democrático híbrido y otros de baja intensidad, lo cierto es que no hay bastantes motivos para que el diarismo salte de pie, salvo si es para reconocer que gracias a la pervivencia de esta Libertad en sus diferentes manifestaciones y plataformas –empezando por “EXPRESO”– el Estado Constitucional y Democrático peruano con sus más y sus menos tiene su mejor salvaguarda y garantía porque sin Libertad de Prensa no existe verdadera Democracia. Parafraseando a alguien, es como el árbol bajo el cual se cobijan todas las demás Libertades Fundamentales y de paso la Verdad.
Es normal que la Prensa veraz y fiscalizadora sea incómoda para el Poder y así debe ser, máxime hoy que, lamentablemente, el Perú adolece de una sólida institucionalidad democrática y navega –por no decir flota– en medio de la inestabilidad política y la mediocridad y debilidad de la gestión gubernamental.
Gracias a las diarias investigaciones y destapes del buen periodismo, la Nación conoce la verdad de las cosas y a la Administración de turno no le queda otra que enmendar rumbos o seguir remando contra la corriente esperanzada en poder llegar a cualquier precio hasta el 2026. ¿O no doña Dina y adláteres?.
Finalmente, una licencia personal para recordar a mi bisabuelo Antonio Miró Quesada de la Guerra, jurista, político y hasta la muerte periodista, quien en las páginas de “El Comercio” o en los debates en el Parlamento sostuvo: “Los periódicos honrados son los que mayor interés tienen en que se depure la prensa; en que se castigue a los que hacen mal uso de ella, y en que la impunidad no produzca reacciones que pongan en peligro la sana Libertad del Pensamiento”.
¡AMÉN!
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