La vida en datos
Infobae (2017) dice que el ser humano promedio vive 79 años, aunque la esperanza de vida ha bajado, especialmente para la mediana edad, que debe reunir tensamente los fondos para su jubilación nadando en el desempleo y la informalidad. 79 años son 28.835 días, muchos de ellos echados al traste por peleas bobas, problemas imaginarios y decisiones malas. Más, hay muchos días de diamante y uno o dos por encima, perfectos como un círculo.
Pasamos 33 años en cama, dice Infobae, 26 años durmiendo y 7 intentándolo, debe haber más. Televisión y quehaceres extracurriculares. A Infobae se le olvidó, salvo que las mañanas sean inspiradoras. Imaginar a los insomnes preocupados escarapela tanto que bien serviría la nocturnidad para leer o para las variaciones Goldberg de Bach.
Pasamos 13 años trabajando (¡!), pero para atemperar, el 25% “realmente” trabajando, así daría igual 3 horas de jornada que 8, mientras circula un proyecto para permitir pequeños descansos. Pasamos 8 años viendo televisión, quizás la veíamos en los años 90 y hoy el streaming supere esas horas con cuatro temporadas hipnóticas de una serie. Al 2023 es probable que el TikTok y sus dopaminas llamen más que la tele. A ver INEI, ¿cuánto han subido de peso los peruanos?
La estadística de Infobae dice que nos la pasamos 4 años comiendo. Ansiedad o divertimento limeño. Un fin de semana paseando nos dice que el capitalino excede la estadística. El limeño sale especialmente para comer.
Dice la lectura que durante la vida (de llegar a octogenario, cosa difícil según la pirámide poblacional y el párrafo anterior), una persona en promedio se gastará unos 235 días haciendo colas. En el Perú quizás es darle a la paciencia para el bus, EsSalud o el hospital, en estos últimos importa poco si el corazón se está rompiendo o si se urge de un antidepresivo que no se corta abrupto, que es también un ISRS para la ansiedad, y que por número de cita se lo recetarán al tercer mes. Consuélese, un cubano hace colas por diez.
Las personas ríen durante 115 días. No hay estadística que diga cuánto pasa un peruano riendo, quizás le dé más para rajarle a los políticos, aunque ahora que en el futbol “hemos vuelto a la normalidad”, no extraña que Reynoso sea una cortina de humo involuntaria para concentrar en él, y no en los mochasueldos, todas nuestras iras y pesares.
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