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La renovación del TC

Fecha Publicación: 24/09/2019 - 21:30
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Por si algo faltaba para calentar más el debate constitucional, ahora se suma la controversia sobre la renovación parcial de los magistrados del TC que el Congreso llevaría a cabo a troche y moche el lunes próximo. Al igual que en la polémica abierta por la reforma de la Carta para adelantar las elecciones generales, aquí también hay pareceres de todos los colores.

No es materia de discusión que en la actual composición del TC 6 de sus 7 miembros tienen el plazo vencido hace buen tiempo y que continúan ejerciendo el cargo porque no han sido reemplazados. Esto, por supuesto, no es novedad y el presidente del máximo órgano de control de la Constitución viene reclamando desde hace casi un año la elección de los nuevos magistrados para poder irse. Lo extraño –por usar un eufemismo- es que la Comisión Especial del Parlamento creada para este fin el año pasado no sesionó una sola vez durante meses y hace unos días en medio de la vorágine política en que estamos se pone las pilas y en un santiamén selecciona por invitación a 11 candidatos, lo que levanta todo tipo de suspicacias.

Es verdad que el Legislativo está obligado a elegir puntualmente a los Areopagitas –lo que, prácticamente, nunca ha cumplido de manera oportuna-, pero la coyuntura no es la conveniente ni el procedimiento express utilizado es el aconsejable. Sí no se opta por seleccionar mediante concurso de méritos, por lo menos debió existir un periodo razonable de publicidad que hubiese contribuido a garantizar la idoneidad del postulante y la transparencia del acto evitándose así los válidos y serios cuestionamientos que circulan en los medios de prensa.

Hace apenas unos años bajo el régimen humalista, la opinión pública tachó de repartija la renovación del TC que se intentó entonces y las protestas en las calles terminaron por abortar el despropósito. Hoy, aunque no sea el mismo escenario, la modalidad seguida no es la adecuada para conformar el más importante Tribunal del país. Si como parece al pergeñarse estas líneas, el Pleno del Congreso insistirá en esta elección que exige el voto favorable de dos tercios del número legal de congresistas -votación harto difícil de alcanzar, mas no imposible-, al menos que sepa escoger a candidatos sin sombra de tacha. ¡Amén!