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La regeneración de la familia de Pascual Duarte

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Fecha Publicación: 28/11/2024 - 21:30
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En la secundaria, cuando nos mandaban a leer literatura española, esperábamos encontrar alguna estrategia para evitarla. Los tiempos no eran los mismos. La tecnología no había diseñado alguna forma de facilitarnos la vida en aquellos menesteres académicos. Era una situación muy complicada. Sin embargo, hubo un solo libro de esos que sí marcó una etapa importante en aquel escolar que era muy reacio a explorar otras formas de escritura. “La familia de Pascual Duarte” de Camilo José Cela fue aquella novela que compré en las afueras de un stand destartalado en los libreros ambulantes que recorrían los mercados cercanos a casa y que habría significado un momento importante para comprender la magnitud de la familia.
El estar ubicada dentro del movimiento literario llamado “Tremendismo” traía algunas consecuencias. La novela develaría lo crudo y violento, concretamente, al interior de la familia. Y es que la violencia se instauraba como un elemento inherente de la naturaleza humana desde tiempos remotos. Sin embargo, más allá de eso, el protagonista, Pascual Duarte, narra la secuencia de su vida desde la prisión, mientras espera que sea ejecutado por los crímenes que ha cometido. Se trata, en gran medida, de un intento por buscar la comprensión y redención. Por eso, es probable que algunos pasajes de la novela hayan calado en la identificación de aquel púber que apenas iniciaba la secundaria. La familia de entonces, la mía y la de muchos, seguramente, presentaba similitudes con la compleja vida del protagonista. Una vida dura sería el reflejo de nuestra propia naturaleza. Y con ello, también se añadiría la fatalidad, la resignación, los conflictos, e incluso, en algunos casos, la violencia. Sin embargo, ese ya sería otro tema de discusión.
Entonces, ¿en qué momento nos damos cuenta de darle importancia a la vida? Cuando las personas que queremos, la familia, corren el riesgo de ausentarse de nuestras vidas y, con ello, no volverlas a ver. Es un momento de angustia. Y, bajo esos criterios, no hay otra manera de encontrarle sentido a la vida, además, porque terminamos existiendo para ellos y porque, finalmente, hemos construido nuestra vida a partir de la suya. La familia, por ejemplo, es el impulso y de ninguna manera un obstáculo como en la novela. Quienes hemos vivido situaciones complicadas y hemos tenido siempre cerca una mano al lado, sabemos que más allá de todo, no existe lugar en el mundo más grande que el corazón de la familia.

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