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La opinión de los tontos

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Fecha Publicación: 02/05/2024 - 21:30
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Las redes sociales permitieron liberar las opiniones. Quienes vivieron encerrados en sus propias palabras durante mucho tiempo encontraron un espacio que les permitió hacerse escuchar. Sin embargo, luego, esto se salió de control. La libertad hizo que cualquiera pudiera opinar, hablar o atacar. La verdad se convirtió en un privilegio de pocos.
Ya hace años atrás, en el 2015, Umberto Eco, Premio Príncipe de Asturias, al recibir el título honorífico en “Comunicación y cultura mediática” en Turín habló fuerte contra esta horda de opinólogos de Internet: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los idiotas”, se lee en el diario italiano La Stampa.
Lo cierto es que no es la primera vez que Eco se refiere a Internet. Meses antes, en una entrevista que le hiciera el diario español ABC, calificaba de peligroso el uso de las redes sociales, ya que no permitían ver o conocer a quienes se encontraban al otro lado de la pantalla. Además, Eco es enfático al responsabilizar incluso a la televisión: “La televisión ha promovido al tonto del pueblo, con respecto al cual el espectador se siente superior”. Una superioridad que, con seguridad, puede notarse a partir del discurso. Añade, asimismo, que “el drama de Internet es que ha promocionado al tonto del pueblo al nivel de portador de la verdad”. Y en realidad, cuánta razón tenía Umberto Eco. Esa idea de saberse dueño de la verdad, sin pruebas o creyendo en fake news, es una práctica que parece haberse normalizado en todos los espacios que nos ofrecen las redes sociales. No es casualidad la vigencia de sus palabras.
Hoy las personas opinan, hablan, gritan, vociferan. A veces también susurran, y esos son las peores. Susurrar en redes sociales termina siendo el discurso bajo la mesa, ese que se esconde, pero ataca y se camufla con palabras. Como escribí al inicio, las redes sociales han permitido liberar las opiniones, pero esta libertad en manos de tontos -en palabras de Eco- se convierte en libertinaje, uno vergonzoso e impúdico, uno que no hace más que demostrar la ignorancia de creer saberlo todo, aunque no haya sustentos para defenderlo. Sin embargo, eso parece no importarles mucho.

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