La Izquierda será derrotada, hoy y siempre
No le tengo ningún respeto a aquellos que votan en blanco o nulo. Su lavada de manos, su cobardía en un momento decisivo, escondida en una supuesta dignidad, es un acto vergonzante y de un egoísmo inaceptable: primero ellos que el Perú. Confío que el llamado “debate” del pasado domingo haya sacado de la zona de confort a esos odiadores cuya irracionalidad podría llevarnos al abismo.
Su voto solo favorecería a un candidato que no conoce como funciona el Estado. Que considera que las empresas de servicios públicos son sociedades de beneficencia y están obligadas a condonar sus acreencias; que no tiene ningún respeto por el legítimo derecho de defensa ante presuntas arbitrariedades de la Sunat; que sostiene que respetará la propiedad privada pero exigirá impuestos confiscatorios y nacionalizará las industrias extractivas; que hará humo el ahorro pensionario de siete millones de peruanos. Su discurso aprendido de memoria solo estaba destinado a generar emociones, a base de estímulos inmediatos y contradictorios. Cuando se vio obligado a improvisar, soltó frases incoherentes que han sido motivo de burla pero que no han movido un milímetro la aguja respecto de su voto duro, de aquellos electores que se sienten perfectamente reflejados en él y que sienten adoración por el maestro, porque no han conocido nada mejor. Tiene una ligera ventaja y quiere mantenerla hasta el final. Por ello, en lugar de propuestas se dedicó a sembrar más división, recordando cuestionables episodios del gobierno de Fujimori que equivocadamente le enrostran a su hija. Al final el objetivo eran los indecisos: Keiko para seducirlos, Castillo para reafirmarlos en su cobarde decisión.
La sorprendente vehemencia con la que gran parte de la ciudadanía ha salido a salvaguardar la libertad y la democracia, ha constituido un factor aglutinador de nuestra identidad y tiene que convertirse en una lucha sin tregua. En la convulsionada y cainita Latinoamérica, la democracia nunca puede darse por sentada y la libertad siempre tendrá enemigos al acecho. No podemos bajar la guardia. Si gana Keiko se podrá respirar, pero jamás sentirse aliviados. El camino por recorrer es largo y pedregoso. Nos alineamos o en el 2026 no habrá ciudadano vivo capaz de contener el desborde del descontento.
En este escenario, los empresarios que hoy están defendiendo valores constitucionales con inusitado afán –definitivamente cautelando sus intereses patrimoniales– tienen que continuar con esa cruzada, por lo menos durante los próximos cinco años y con visión de sostenibilidad. Indispensable que se dediquen a organizar y financiar Think Tanks destinados a movilizar a la opinión pública, a generar debate en el terreno de las ideas, buscando identificar los principales retos del Perú y sus prioridades. Por muchísimos años, ese espacio ha sido capitalizado por la izquierda, financiados básicamente por organizaciones internacionales de países desarrollados que juegan al mecenazgo con lo que les sobra, para calmar sus conciencias.
La prensa mercantilista, siempre parcializada, bajando la cabeza al gobernante de turno y mirando de costado ante las verdades incómodas, ha jugado un rol medular en la difusión de estos pensamientos tergiversados que han envenenado a demasiados peruanos incautos que aún creen que los medios son dueños de la verdad.
Este domingo 6 de junio vota contra el Comunismo, defiende a tu país y tu libertad.
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