La inseguridad ciudadana y sus efectos en la salud mental
El Instituto Nacional de Estadística e Informática en su Informe Técnico Nº 05 de julio 2025, señala que en el período enero a junio 2025, el 26.8% de la población urbana a nivel nacional ha sido víctima de robo o intento de robo de su pertenencia, mientras que la percepción de inseguridad fue del 85.1%, es decir, la sensación de la población es de ser víctima de algún hecho delictivo.
La inseguridad ciudadana es la situación de vulnerabilidad y peligro de los ciudadanos ante actos de violencia o crimen en su entorno, así como la presencia de hechos que ponen en riesgo la tranquilidad y el orden público. Asimismo, este concepto abarca una variedad de actos delincuenciales que afectan la vida diaria de las personas y, en algunos casos restringen sus actividades y su libertad de movimiento.
El alto nivel de percepción de inseguridad afecta la calidad de vida de las personas, siendo uno de los efectos, el incremento del miedo y la ansiedad con una constante sensación de vulnerabilidad. La inseguridad emocional puede afectar la salud mental de las personas, limitando su capacidad para vivir plenamente y participar activamente en la sociedad. Asimismo, puede llevar al aislamiento social, donde los individuos evitan salir de sus hogares o participar en actividades locales por temor a ser víctimas de un delito que puede perjudicar las relaciones interpersonales y debilitar la cohesión social, con el riesgo de fomentar un entorno donde la criminalidad se normaliza. La limitación en la interacción social reduce la colaboración entre vecinos, que es esencial para la prevención del delito.
El Observatorio del Crimen y la Violencia, una iniciativa del Banco de Ideas Credicorp, el BCP y Capital Humano y Social S.A., publica en su tercer reporte a junio 2025 una encuesta elaborada por Ipsos, donde señala que la salud mental de la población se ha visto afectada por la inseguridad ciudadana en un 46% al que se debe añadir un 29% que considera que los niveles de ansiedad y estrés en sus familias han aumentado mucho como consecuencia de la delincuencia. Señala que ambos resultados evidencian cómo el 75% de las familias del país está siendo afectada, directa o indirectamente en su salud mental por la inseguridad, más allá de los riesgos para la integridad física, la economía o las posesiones materiales.
Como ya hemos señalado anteriormente, es necesario que nuestras autoridades formulen y ejecuten políticas de prevención que incluyan el aspecto emocional para reducir la ansiedad en la población, para lo cual es necesario contar con más psicólogos en las escuelas, en los centros de salud, en los municipios con programas comunitarios.
Es importante que la ciudadanía desarrolle mecanismos de bienestar emocional para hacer frente a la percepción de incremento de la delincuencia, teniendo presente que la situación de riesgo no sólo está en las calles, sino también en los centros educativos, donde se reportan casos de violencia escolar, o en el hogar, donde también se denuncian casos de violencia familiar.
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