La huida de estudiantes al extranjero
En un país que no lee ni debate ideas, no es raro que en el sector educación predominen las frases políticamente correctas y la falta pensamiento crítico. Por eso considero útil el reciente artículo de Urpi Torrado, en el que sugiere repensar aquello que considerábamos seguro y definitivo. Si, en general, la educación escolar no cumple sus objetivos y la mayoría de ingresantes al sistema universitario no está preparado para experimentar un mínimo de rigor académico, lo lógico sería establecer un nivel intermedio, al estilo norteamericano, donde se desarrollen competencias generales según su vocación y habilidades demostradas, antes de permitir que el adolescente de 16 o 17 años empiece los estudios específicos de una determinada profesión.
Otro problema es el haber multiplicado la oferta universitaria “gratuita”, pues con un desmedido criterio político se han establecido más universidades públicas de las que puede financiar el Estado. Y como la calidad tiene un costo, debió orientarse el escaso presupuesto y el canon minero, en fortalecer unas pocas instituciones que convocaran a los mejores estudiantes desde verdaderas ciudades universitarias en las regiones Cajamarca, Ancash, Arequipa, Ica y Tacna. Mientras muchos de los profesionales que terminan un Máster no encuentran espacio interesante en el Estado, por carecer de “antigüedad” en el sector público, ni en universidades importantes por tener cubierta su plana docente, bien podrían ser tentados con vivienda y movilidad por las mejores universidades del interior.
La falta de un verdadero sistema de partidos y las reglas electorales maliciosas han permitido que crezca la desconfianza por el futuro, pues si Castillo ganó con 18%, en la próxima ocasión se podrá llegar a la segunda vuelta con menos apoyo real, por lo que la elección presidencial se ha transformado en una tinka política. Frente a la probabilidad cierta de que un comunista o un populista destruya la estabilidad económica, se explica la fuga de estudiantes peruanos. Para reducir la inusual pérdida de talento es necesario evidenciar la voluntad de pactar una candidatura única, por parte del sector democrático creyente en la economía libre y competitiva, a fin de ofrecer a nuestra juventud esperanza en un futuro mejor, y al electorado, un programa serio y coherente para desarrollar el exitoso modelo de 1992 al 2012.
La confrontación iniciada en 2016, el populismo de 2018 al 2020, y el nefasto año de Castillo, deben ser superados por un largo período de estabilidad, donde predominen gestores y no demagogos, y el dedicarse a la política como profesión sea considerado una forma honesta y eficaz de servir al país.
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