ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

La forma de gobierno parlamentaria

Imagen
Fecha Publicación: 06/11/2023 - 22:10
Escucha esta nota

En la actualidad, se usan indistintamente “régimen político” y “forma de gobierno” para referirse al modelo que organiza las relaciones políticas entre el Ejecutivo y el Legislativo, lo que constituye un error. Entendemos por sistema político a la suma de ideología, ya sea autocrática o democrática, con las instituciones destinadas a concretarla; régimen político es la manera cómo se concreta determinado sistema político en una sociedad determinada, y comprende: forma de gobierno, sistema electoral, sistema de partidos, cultura y tradición política, así como estructura social. Entonces, la forma de gobierno es tan solo uno de los elementos del régimen político. El parlamentarismo es, históricamente, el primer tipo de gobierno democrático; su consolidación con el reinado de Jorge I, Duque de Hannover, quien, por primera vez, encarga en 1721 la formación de su gobierno al líder de la mayoría en la Cámara de los Comunes y jefe del partido whig, Robert Walpole. Cuando los representantes de las Colonias inglesas de Norteamérica aprueban la Constitución de 1787, no existía ningún otro país con sistema democrático, solo Inglaterra. Pero estando en guerra por su independencia, la Convención de Filadelfia decide inventar una nueva forma de gobierno, concibiendo un Jefe de Estado elegido por voto popular y con atribuciones de Jefe de Gobierno.

El modelo norteamericano no pudo ser imitado con éxito en ningún país, porque solo funciona a cabalidad cuando existen frenos y contrapesos poderosos: dualidad jurídica y política federal/estatal, inexistencia de organización y disciplina nacional de los dos partidos que dominan la oferta electoral, sistema uninominal para la elección de congresistas, existencia de un denso tejido social que separa radicalmente al individuo de la arbitrariedad presidencial, independencia de la administración de justicia y el enorme prestigio social de la judicatura.
Si en el Perú fuésemos ambiciosos, y lográramos un hipotético consenso entre las principales corrientes políticas, podríamos optar por desmontar el fallido presidencialismo que tenemos, eliminando la elección popular del Jefe de Estado, en la habitualmente no nos lucimos como país, reemplazándola por un procedimiento similar al usado para la elección del Presidente Federal alemán. El gobierno estaría a cargo del diputado líder de la mayoría en la Cámara Baja, quien tendría que obtener un voto de investidura en mérito a una alianza política suficiente, concretada en un programa de gobierno y un gabinete realmente plurales. En el parlamentarismo, los mejores políticos compiten por un escaño en la Cámara Baja, escenario democrático del mejor debate programático. Allí no puede existir imposición, se tiene que hacer buena política. Si sumáramos un sistema de mayorías con el uninominalismo, el incentivo para la formación de dos grandes bloques permanentes, capaces de gobernar, daría al país la estabilidad política que tanto necesita.

Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter, Instagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.