La exsatanizada Misión del FMI
La búlgara Kristalina Georgieva, directora del FMI, fiel al dogma del organismo creado en Bertton Woods (New Hampshire-EEUU), ha recomendado a los países embarcados en una lucha contra la inflación: “cuando la política monetaria está pisando el freno, la política fiscal no debe pisar el acelerador”, es decir, si el BCR ha elevado como ha elevado, la tasa de interés de referencia (jul21-ene23) de 0.25% a 7.75%, el MEF no debería congelar el aumento del gasto fiscal (Punche Perú de por medio).
En paralelo, el Fondo acaba de publicar el informe anual sobre el Perú (27/3/23). La Misión del FMI, satanizada sin piedad en los años 80, en esta oportunidad señala sobre el tipo de cambio: "la volatilidad se mantuvo entre los más bajos de la región... Si bien las intervenciones cambiarias cayeron drásticamente, se deben hacer esfuerzos para utilizar la intervención cambiaria con más moderación… ". Un coscorrón suave al BCR comparado al tatequieto que le propinó por su continua intervención en el 2018 en plena "crisis de PPK".
Sin embargo, con la inflación nacional en 8.67 % (marzo) el informe deja su impronta: “…La inflación ha ido adquiriendo una dinámica cada vez más generalizada, con la inflación subyacente -que no considera el alza de los alimentos y de la energía- que viene aumentando a 5.5 % hacia finales de 2022” (y a 5.92 % en marzo de 2023).
Asimismo, nos aterriza indicando que el crecimiento se desaceleraría a 2.4% del PBI en el 2023 "en la medida en que las condiciones externas se tornen más restrictivas y la incertidumbre política permanezca elevada”; meta menor al 3.1 % proyectado por el titular del ministro de Economía Álex Contreras (1/3/23), no obstante reconoce: “un sólido desempeño económico a lo largo del último cuarto de siglo… sin embargo, se desaceleró notablemente en 2022, en la medida en que las condiciones financieras se encarecieron, el estímulo macroeconómico se retiró y que los bloqueos de las carreteras y huelgas en las principales minas perjudicaron la producción y las exportaciones de cobre".
Sobre Petroperú, el FMI no pasa por alto las travesuras de la pareja de revolucionarios: Kurt Burneo y Humberto Campodónico: “si no se estabiliza la situación, podría exigir recursos adicionales del Gobierno y las autoridades deberían fortalecer la supervisión de la empresa y poner en marcha una estrategia que restablezca por completo su viabilidad”. El MEF le dio un préstamo a Petroperú de US$ 750 millones (may-22), aprobó garantías por US$ 500 millones (oct-22) y la última junta de accionistas aprobó un aumento de capital por S/ 4,000 millones (13/4/23). Cifras que inspiran una rima en honor al legendario sevillano: “¡Los suspiros son aire y van al aire! ¡Las lágrimas son agua y van al mar! Y este despilfarro ¿sabes tú adónde va?”.
El FMI recomienda una perogrullada: "garantizar la viabilidad a largo plazo de todo el sistema de pensiones, abordando las deficiencias del sistema público y del sistema privado, mediante una reforma significativa". Explica que los fondos de pensiones cayeron en 10 % del PBI: "disminuyeron del 22% del PBI en 2020 a alrededor del 12 % en 2022", colocando a muchos ancianos en riesgo una vez que agoten sus ahorros.
Tema pendiente y sin solución a la vista en un gobierno sin horizonte y con un Congreso, fragmentado y por si fuera poco: aniñado.
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