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La encrucijada de alto riesgo

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Fecha Publicación: 05/10/2025 - 21:40
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En las últimas horas, Hamas ha anunciado su disposición a liberar a todos los rehenes israelíes, vivos o fallecidos, en el marco del plan de paz impulsado por Donald Trump. Esta propuesta, que llegó de manera sorpresiva, ha generado un torbellino diplomático que podría marcar un punto de inflexión en el conflicto de Gaza… o convertirse en un espejismo más en un escenario plagado de promesas incumplidas.
Según los detalles difundidos, Hamas aceptaría liberar a los rehenes si Israel cumple con las condiciones previstas en el plan de Trump: un alto el fuego inmediato, un intercambio de prisioneros y la retirada progresiva de las fuerzas israelíes de la Franja de Gaza. A cambio, Hamas traspasaría la administración del territorio a un órgano tecnocrático palestino independiente, apartándose formalmente de la gestión política. Sin embargo, no ha dado señales claras sobre un desarme total, uno de los puntos más sensibles para Israel.
Trump, por su parte, ha fijado un plazo de 72 horas para que las partes comiencen a aplicar las primeras fases del plan. Ha exigido a Israel que detenga los bombardeos para permitir la liberación segura de los rehenes, mientras advierte a Hamas que habrá consecuencias si incumple. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha declarado estar dispuesto a avanzar, aunque en la práctica los ataques aéreos han continuado, lo que genera dudas sobre el compromiso real de su gobierno.
La propuesta implica riesgos elevados para ambas partes. Para Hamas, liberar a los rehenes sin garantías sólidas podría debilitar su posición militar y política. Para Israel, aceptar un alto el fuego y liberar prisioneros conlleva tensiones internas, especialmente con los sectores más duros de su coalición. Además, las diferencias dentro de Hamas —entre su brazo político y el militar— podrían entorpecer el cumplimiento de lo pactado.
En medio de estas maniobras, la población civil de Gaza sigue viviendo una tragedia. Los bombardeos han dejado miles de muertos, la infraestructura está devastada y la crisis humanitaria es extrema. Cualquier acuerdo que no contemple medidas inmediatas de protección y ayuda corre el riesgo de ser percibido como meramente político.
Este momento representa una apuesta diplomática de alto riesgo. Si se cumple lo acordado, podríamos estar ante el primer paso hacia un cese real de hostilidades y la reconstrucción de Gaza bajo supervisión internacional. Pero si cualquiera de las partes incumple, la consecuencia podría ser una nueva espiral de violencia, aún más devastadora.
En este tablero, los rehenes se han convertido en la pieza clave de un juego político global.

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