La desidia: nuestro peor enemigo

He sentido vergüenza ajena por Boluarte. ¿Con qué coraje puede mentir en Davos ante los ojos del mundo? ¿Decir que en nuestro país existe tranquilidad política y buen manejo del gasto público, cuando es exactamente lo contrario? Se ha convertido en el hazmerreír latinoamericano intentando vender un país que no existe.
El filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein decía: “Lo que se puede decir, se puede decir con claridad; y de lo que no se puede hablar, hay que callarse”. Desde que Boluarte asumió la presidencia vive en absoluta ignorancia, de espaldas al país y temerosa de la prensa: la realidad le es totalmente ajena. No tiene más alternativa que confiar en sus pésimos asesores y creer los relatos de sus sobones. ¿Qué le contarán Acuña y Santiváñez sobre la situación de La Libertad? Es el paraíso de los cupos y la extorsión, es la chacra de la minería ilegal que está mucho más organizada y tiene más dinero del que podamos imaginar.
El altísimo precio del oro hace que esté imparable y el gobierno no lo asume. Tampoco hay un servicio de inteligencia que lo dimensione, simplemente decisiones reactivas como prolongar el estado de emergencia. En el caso de Trujillo, se ha destacado a 400 miembros de las fuerzas especiales militares, pero sin mayor plan o estrategia, simplemente para el aplauso de la tribuna. ¿Qué necesidad había de publicitarlo? ¿Estarán legalmente blindados o pagarán con severas penas de cárcel en caso cumplan con su deber?
Y, como bien dice Víctor Gobitz, presidente de la SNMPE, la solución a la minería ilegal no es solo policial. Tienen que participar la Sunat y la UIF para controlar la ruta de dinero, Osinergmin para controlar las ratios de consumo de energía y los combustibles y SUCAMEC para los explosivos. Pero no hay voluntad política. Hacen lo mínimo indispensable, se niegan a buscar soluciones fuera de la caja o a asumir mayores riesgos.
El caos nos ha desbordado, al final necesitaremos pedir ayuda internacional para paliar este inmenso problema por lo que es importante que Boluarte hable con la verdad, así sea descarnada.
Santiváñez esta vinculado desde hace muchos años al MININTER. Renunció al cargo de jefe del Gabinete de Asesores en el 2020, al conocerse que había sido abogado de miembros de la policía acusados de corrupción y extorsión. En el 2023 volvió a ocupar dicho cargo cuando fuera ministro Torres Falcón, luego fue VM de Orden Interno y desde mayo pasado lidera la cartera, sin embargo, culpa a los ministros que le precedieron del crecimiento del crimen organizado. Se lava las manos, no asume ninguna responsabilidad. ¿Por qué lo mantiene Boluarte? ¿Qué le debe o qué le sabe Santiváñez?
Tenemos que regresar al sistema de jueces sin rostro para proteger a aquellos que tienen el deber de juzgar y sentenciar a acusados de narcotráfico, extorsión, terrorismo y otros delitos de alta peligrosidad. Es una medida de excepción, porque nadie en su sano juicio quiere exponer su integridad física y la de su familia. Los asesinos a sueldo son baratísimos en el Perú. Este sistema fue creado originalmente en Italia para combatir a la mafia siciliana, luego adoptado por Colombia cuando la narcoguerrilla promovida por Pablo Escobar asesinó a más de 290 policías, le siguió Brasil y luego nuestro país durante el gobierno de Fujimori, para los criminales de SL y el MRTA.
Lo esencial sería que en simultaneo se inicie el proceso de salida de la CIDH. Organizaciones caviares como Amnistía Internacional –más preocupada por los DDHH de los sanguinarios terroristas que de las víctimas–, la CIDH y el Consejo de DDHH de la ONU, solo desmerecen el sistema, son nuestros grandes enemigos en esta lucha que no puede ni debe parar.

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