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A la derecha del Padre

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Madeleine Osterling
Fecha Publicación: 11/02/2020 - 22:10
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¡Inexplicables! No hay otro calificativo para los resultados de la encuesta de Datum publicada por Peru21 el lunes pasado, salvo que nos atrevamos a conjugar algunas perversas variables como ciego fanatismo, la manipulación mediática y nuestro promedio de IQ de 85, lamentablemente por debajo de Bolivia y Ecuador.

A pesar de que la credibilidad de los sondeos está muy cuestionada, partamos de la premisa que la misma es un perfecto reflejo del sentir de los peruanos.

Martín Vizcarra tiene un 63% de aprobación, ha subido 8 puntos en este último mes por alguna misteriosa razón, o por la “exitosa” conclusión de las elecciones parlamentarias (a pesar de que el 53% no se siente representado por el Congreso) y, asumo, su invitación a un diálogo que más tiene de mecedora que de compromisos fiables y ejecución. Igual, el señor Vizcarra se ha vuelto intocable y se da el lujo de creerse en el lado correcto de la historia, audacia costosa que ofrece un margen de maniobra más generoso para el error propio.

Un poderoso 73% de aprobación en el sector A/B, absolutamente subyugado por sus dotes de estadista. No me sorprende, así son de egocéntricos e irresponsables; la comodidad de no salir de su metro cuadrado. Teóricamente, es gente que tiene cierto nivel de educación y capacidad de raciocinio, bien estarían en condiciones de medir las consecuencias de un país paralizado –la economía apenas creció 2.1% en el 2019- y de su vida y su patrimonio en permanente riesgo por la alta inseguridad ciudadana. Para ellos,  Vizcarra estaría por encima del bien y del mal, los culpables del desgobierno son los intercambiables ministros, cuyo nivel de aprobación está muy por debajo del afortunado 63%.

Una importante mayoría está de acuerdo con la suspensión de Tía María. Seguramente opinan en un absoluto desconocimiento de las bondades del proyecto: inversión de US$1400 millones y un aporte del 0.5% al PBI durante su construcción. A más inri, olvidan que la mayor parte del generoso canon que reciben las regiones es gracias al cobre. Me pregunto si se oponen por simple desinformación o hay un tufillo de envidia, de malestar por el triunfo ajeno.

Tiene un 60% de aprobación en el sector rural. Aquel agricultor, con su economía de subsistencia, que lleva años esperando que le cumplan las promesas electorales, ese peruano humilde, acostumbrado a la indolencia del Estado, aprueba alegremente la gestión de Vizcarra. Quizás es simple resignación, generaciones viviendo en la pobreza sin que nada cambie.

¿Qué les pasa a los peruanos? Son capaces de endiosar a Martín Vizcarra pero ni un gesto de indignación por los 921 millones perdidos por las malas acciones de los aliados del Ejecutivo (autoridades subnacionales) ni por el hecho de que las reservas de gas natural siguen cayendo precipitadamente, sabe Dios si alguna vez conocimos la verdad.

El Perú es una gran víctima a la que intentamos curar, pero no tenemos buenos médicos, solo aprendices de curanderos. Estamos en las peores manos. ¿Hasta cuándo?