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La Cruz de Ciprés

Fecha Publicación: 12/01/2024 - 20:50
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Llegada la tarde del 13 de enero de 1881 el enemigo celebraba la victoria en la batalla de San Juan. A nuestros soldados les habían encargado la defensa de Lima, la gran mayoría de ellos jóvenes con escasa preparación cuyas armas de por sí ya daban ventaja al enemigo haciendo de esta batalla una desigual contienda. A pesar de ello nuestros soldados resistieron con valentía, finalmente se inmolaron con la conciencia clara de que lo hacían defendiendo a la patria. El campo de batalla certificaba el desastre ocurrido. Pasaron días, meses y años y las familias de nuestros soldados seguían sufriendo. No hallaban consuelo. Hasta que ocho años después se organizaron en Lima, familiares, militares, miembros de diferentes instituciones, escolares para ir en busca de los cadáveres de los soldados a los arenales de San Juan hasta que llegaron al lugar conocido como “La Cruz de Ciprés”. Recogieron los restos óseos de nuestros soldados que yacían tendidos sobre la indiferencia del arenal como quien implora atención al infinito. Allí abrieron una fosa y depositaron “provisionalmente” los restos de más de doscientos soldados, con la promesa de construir un mausoleo en el lugar para que podamos honrarlos y reconocer su alto valor por los intereses de la patria.

Esto no sucedió. Todo quedó en el olvido y en la absoluta indiferencia. El historiador Jhonny Chipana Rivas ha dedicado mucho esfuerzo y nos entrega el resultado de su investigación en un bien documentado y valioso libro “La fosa común olvidada de la batalla de San Juan”. Su trabajo logra descifrar hechos y desenredar la madeja para llegar a un resultado concreto sobre los hechos de la guerra: “trata sobre ese episodio ingrato de la historia peruana. Se señala, asimismo, dónde se encuentra actualmente el lugar”. Es deber nuestro construir en ese sitio un santuario al heroísmo. No vaya a ser que el crecimiento urbanístico descontrolado de la ciudad sea otra arma más del enemigo. Esa es una real amenaza que podría hacer desaparecer el lugar lo que haría más dolorosa la derrota. No es posible que a nuestros héroes, nosotros, su propia gente, su patria, sigamos ignorándolos y asestando los mismos golpes del enemigo. La indiferencia y el abandono de los nuestros es una salida que nos pinta el rostro y nos muestra como verdaderos cobardes y nos coloca en el mismo nivel del enemigo. En esta fecha que recordamos uno de los más sangrientos sucesos de la guerra con Chile a ver si giramos la tuerca para sincronizar nuestros actos con los sueños de nuestros héroes.

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