La criminalidad en su máxima expresión
El ataque en pleno concierto a miembros de una orquesta en un evento con gran cantidad de asistentes representa la extorsión en su máxima expresión. Estos hechos ya representan actos terroristas que desde hace buen tiempo hemos solicitado que se le dé ese tratamiento, además de haberse presentado proyectos de ley en ese sentido, sin embargo el Congreso de la República no consideró necesario efectuar las modificaciones legales correspondientes, que hubiera sido una herramienta que permita contar con mayor tiempo para hacer las investigaciones y evitar que sean puestos en libertad por deficiencias en los procesos investigatorios.
Los atentados a diario principalmente contra los transportistas que han cobrado vidas de inocentes y que determinó la paralización de sus actividades ha generado la solidaridad de la población que siente temor de abordar las unidades porque podría ser víctima de una bala perdida.
Lamentablemente la falta de liderazgo no ha permitido la implementación de políticas públicas que encaren la situación en constante crecimiento con bandas criminales disputándose territorios y las autoridades emitiendo frases desafortunadas que en vez de ser un mensaje de tranquilidad fueron interpretados como una burla.
Constantemente se ha solicitado el reforzamiento de la inteligencia policial que fue una herramienta que permitió la derrota del terrorismo. Asimismo se ha solicitado la intervención de las fuerzas armadas en tareas de patrullaje, que fue implementado en los distritos declarados en emergencia, pero la población no percibió su presencia y no se obtuvo los resultados esperados que posiblemente fue resultado de una inadecuada coordinación entre las autoridades responsables. La intervención de las fuerzas armadas también puede darse en actividades de inteligencia que permitiría ampliar la capacidad operativa para la detección de los miembros de las organizaciones criminales.
Si bien hay otras formas de criminalidad, la extorsión y el sicariato son las más sangrientas que para lograr sus objetivos no dudan en atentar directamente contra la vida de las personas, detonar explosivos para dañar sus propiedades, obligando al cierre de sus negocios.
La lucha contra la inseguridad ciudadana corresponde principalmente a los tres niveles de gobierno, al Congreso de las República, al Poder Judicial; por lo que se requiere instaurar mecanismos de diálogo, coordinación y elaboración de políticas, planes, programas, directivas y actividades que permitan a la población recuperar la paz y la tranquilidad.
El origen multicausal de la criminalidad también requiere una solución multisectorial con planes a corto, mediano y largo plazo. Se formulan planes de seguridad ciudadana, conformación de mesas de trabajo pero no se aprecian resultados, salvo algunas detenciones que han desarticulado bandas criminales. Parte de la solución debe ser la reestructuración de la Policía Nacional que algunos de sus miembros han sido objeto de acusaciones de colaboración con la criminalidad.
La inseguridad ciudadana es de tal magnitud que se ha convertido en el primer problema del país que ahuyenta la inversión, principalmente los pequeños emprendimientos y ha generado también una crisis política que gracias a la fortaleza de su economía, el país no se ve afectado.
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