JNJ: “la no ratificación”
Es deplorable ver cómo la institución de la presidencia de la República se desmorona por la insensatez de Pedro Castillo. Igualmente sucede con la institución de la “Fiscalía de la Nación”, donde tres de cinco fiscales supremos fueron destituidos por la Junta Nacional de Justicia (JNJ); pero los dos restantes (Pablo Sánchez y Zoraida Ávalos) se mantienen en sus puestos quizás con denuncias mucho más graves que los defenestrados.
Así está Perú, como dice Luis García Miró, director honorario de esta casa periodística: “el mundo al revés, donde nada el pájaro y vuela el pez”. Pero nunca es tarde para poner orden, para que el país no camine de cabeza sino sobre sus pies, con paso firme en defensa de lo que queda de institucionalidad. Nuestra República podría tener la mejor “Fiscalía” de Suramérica y en ese derrotero todos podemos aportar desde la ciudadanía, la investigación o la academia.
La JNJ tiene que sacudirse de su inicial intoxicación política, sea de vizcarrismo o caviaraje, contaminación ocurrida durante el parto de un ente que reemplazó al cuestionado Consejo Nacional de la Magistratura. Ahí está la Dirección de Evaluación Integral y Parcial de Ratificación como órgano de línea para ratificar jueces y fiscales, pero no debe primar el amiguismo evidenciado en las dos fiscalías supremas supérstites, las que no deben continuar ante el cúmulo de denuncias que mantienen.
Es un momento importante para la historia del derecho peruano y sobre los hombros de quienes integran direcciones o comisiones de ratificación (Henry Avila Herrera, Aldo Vásquez Ríos y Guillermo Thornberry Villarán) estará la mirada atenta del país. La no ratificación de fiscales supremos como Sánchez y Ávalos será una prueba de fuego para la JNJ, y esto a la luz de su declaración de principios, de su política institucional y de su misión y visión porque es un organismo constitucional que debe “nombrar y ratificar a jueces y fiscales probos, idóneos y competentes y destituir a los que transgredan sus responsabilidades”.
Sólo con rectitud se fortalecerá la administración de justicia y la institucionalidad democrática en beneficio de los usuarios y la población en general. La JNJ está en deuda con la nación porque aún no muestra su “elevado nivel de credibilidad”. Que no sorprenda al país con seudo ratificaciones que no se condicen con la transparencia, la probidad y la integridad.
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