III Festival de las culturas en el sur de Lima
A finales de los 70 llegué a Lima, con mi ponchito de alpaca, regalo de mi padrino, y una chalina tejida por mí allá en mi lejana Lucanas. En los arenales del sur de Lima vi los mismos jardines de mi pueblo, me sentí bien acogido y mi inocencia de recién llegado hizo de él un hermoso lugar para vivir. Ahora, en esos arenales ya no se levantan las silenciosas polvaredas que nos regalaban esas inmensas pampas, testigos de parte de nuestra historia en la nefasta guerra con Chile. A esos arenales fueron llegando, mucho antes que yo y después también, familias enteras, llenas de sueños. Así, y a todas las periferias de Lima, fue convergiendo la historia viva de nuestros pueblos, esos saberes que, felizmente, fueron conservados como en la despensa de sus hogares. Es que todas las personas, quiérase o no, formamos parte de una sociedad y somos portadoras de una noción sobre el mundo y la vida y nos dirigimos hacia un determinado comportamiento social entendido como un fenómeno cultural.
Las diversas manifestaciones culturales siempre serán vías para humanizarnos y para volvernos al camino del que, peligrosamente, nos vamos alejando como sociedad. Por eso, agrada saber que los diferentes colectivos del Cono Sur de Lima van trenzando sueños para presentarnos un festival de todas las sangres, en el que brillen en el escenario la música, el canto, la danza, el teatro, la poesía, la pintura, la gastronomía, la artesanía, etc.
Y en sus vértices frescos desfilen grupos parroquiales, artistas de circo y los más jóvenes, con su sana calentura, hagan entibiar los días frígidos al compás de su batucada. Así, gota a gota, será posible ir formando ese soñado oasis donde las personas sean parte de una familia que construye una mejor sociedad.
La comunidad magisterial Amauta, en San Juan de Miraflores, este domingo 28 de agosto nos acogerá en el III Festival de las Culturas. Acudiremos para seguir forjando una ciudad y un país para vivir y también para morir con dignidad. Un día, seguro, despertaremos y veremos transitar a nuestros hijos y nietos por la colorida alameda de una sociedad distinta, justa y solidaria, serán días cuando respondamos estas y otras interrogantes: “¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”. Que todo sea por una patria nueva y por nuestros hijos y nietos.
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