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Héroes victoriosos

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Fecha Publicación: 01/08/2022 - 22:00
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Si dos grupos debían encabezar las marchas de Fiestas Patrias, eran los Chavín de Huántar y el GEIN. El primero, por el rescate más exitoso de la historia. El segundo, por la impecable captura de Abimael Guzmán.

Vale decir que en el rescate de la Villa Olímpica de Munich en 1972 murieron los nueve rehenes; en el aeropuerto de Entebbe, Uganda, tres rehenes murieron (1976); en el Palacio de Justicia, en Bogotá, 1985, 37 rehenes murieron; en Waco-Texas, 1993, 72 rehenes muertos; en el teatro de Moscú en 2002, 137 rehenes muertos; en una escuela de Beslán, Rusia, en 2004, 344 rehenes muertos (siguen más). Aunque en el rescate de Teherán en 1979, fueron liberados, lo cierto es que el rescate de los rehenes de la casa del embajador de Japón en Lima (1997) por los Chavín de Huántar se registra como el más eficiente y valeroso. Si bien hubo un rehén muerto por el MRTA, 71 lograron ver la luz. Se realizó previo entrenamiento en una réplica, con tiro instintivo selectivo defensivo y sin metralla, y se diseñó en una estrategia que ni el más sagaz hubiera imaginado: por debajo de la tierra. Son héroes vivos y aún hoy representan el rechazo ciudadano al terrorismo.

Salta a la retina el comando que arrancó la bandera terrorista con la furia con la que los peruanos apretábamos los dientes, porque el totalitarismo comunista destruye el Derecho, la libertad, el libre emprendimiento, el pensamiento, la vida, los sueños y las proyecciones personales. Por la trascendencia de ese ideal colectivo y por la vida de los rehenes ofrendaron las suyas el coronel (EP) Juan Valer y el capitán (EP) Raúl Jiménez. Valer sabía lo que le esperaba. Se encontró en su uniforme una carta que, en fragmentos de moral, honra y ejemplo, escribió: “Si alguien toca a mi patria me convierto en fiera, y si debo morir por verla libre y soberana, lo haré sin dudarlo”. En las líneas finales quedaron sus memorables palabras: “Pido a todo el mundo que me recuerde como el Comando Valer”.

Los héroes victoriosos sufrieron persecución judicial por testimonios de un solo sujeto que dejaba ver a lo largo del tiempo varias contradicciones y, quizás, intenciones.

Para ser héroe en el Perú hay que esperar la ingratitud de los miserables y la miseria moral de los adversos por ideología. Que nunca ella provenga de tu propia “familia institucional”.

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