¡Hay que dar la cara y comprarse los pleitos!

Necesitamos profesionalismo y no eventos aislados; requerimos expertos, aunque debamos buscarlos en el extranjero, pero en especial, reformular el presupuesto nacional y asignarle una partida muy sustantiva que soporte la magnitud del desafío - como lo expone Jaime de Althaus con gran lucidez - (EC 21/06/25) que incluya INTELIGENCIA, laboratorios, muchísimos controles y operativos y, muy importante, que se haga con velocidad. La minería ilegal está creciendo en forma exponencial. Una “estrategia nacional” al 2030 puede ser muy vendedora en el papel, pero tiene que implementarse de inmediato; el tema está desbordado.
MININTER celebra operativos en la frontera con Ecuador, pero la destrucción de activos es solo una medida operativa y no estructural. Quemar retroexcavadoras o dragas reduce temporalmente la actividad, pero si los líderes – llenos de dinero – siguen libres, la reconstruirán rápidamente.
Desafortunadamente, no bastan las interdicciones o militarización, es indispensable encontrar alternativas económicas viables para las comunidades locales que dependen de ella. Es un medio de vida para cerca de un millón de personas, número bastante complicado de manejar. ¿Quién se está ocupando de la parte social?
El gobierno podrá desvivirse por desregular, flexibilizar trámites y ofrecer condiciones atractivas para la inversión, pero nada tendrá contundencia sino son capaces de controlar a la minería ilegal. Nadie arriesga en un país donde el Estado ha perdido soberanía en sus territorios mineros y donde impera la ley de la selva. El Estado de derecho – tan venido a menos en el Perú – y el principio de autoridad son esenciales para brindar confianza y estabilidad a la inversión.
MINEM ha reconocido que en el Corredor Minero del Sur circulan cerca de 200 camiones diarios transportando cobre ilegal. Con un precio de $5 por libra y una demanda que se duplicará al 2050, seguirá creciendo. Hoy es marginal, muy pequeña respecto de la producción total del país, pero hay casos registrados de ocupación en el tajo Sulfobamba (Las Bambas). Hace unos días esta ruta fue bloqueada por mineros informales, cerrando el paso a todos los camiones que transportaban concentrados de la minería formal y facilitándolo a sus propios camiones.
Sigo pensando que Las Bambas debió construir un mineroducto para el transporte de sus concentrados. Desafortunadamente este proyecto que conectaría a la mina en Apurímac con la planta de Tintaya en el Cusco (207 kilómetros) quedó fuera de la ecuación con la venta a MMG. Sabemos que es una inversión muy elevada pero el transporte por carretera ha sido un costosísimo suicidio. Las comunidades campesinas son emocionales y manipulables. Ver pasar todos los días camiones cargados de mineral que salen de una tierra que creen suya, genera reclamos irreconciliables sine die. Nada los calmará y podrían ser los mejores socios de la minería ilegal, que quizás les llene más los bolsillos.
A más inri, la minería informal/ilegal no solo distorsiona el mercado porque tiene costos mucho más bajos (no paga impuestos, ni cumple leyes laborales o ambientales) sino que inyecta mineral a la cadena formal para “blanquearlo” contaminando al mercado, porque genera incertidumbre sobre el origen del producto.
Pero su mayor aliado es el Congreso. Hay partidos, como el Bloque Magisterial, que tienen clarísimas conexiones con dirigentes de la minería informal/ilegal y que han propuesto la creación de un Registro que pretendería legitimar estas actividades clandestinas. Se ha postergado el dictamen de la ley MAPE, pero nada garantiza un buen resultado ni dentro de dos meses ni en el 2026. Las elecciones son un albur, pero lamentablemente este dinero ilícito logrará muchos curules y podríamos tener representantes aún más podridos.
Finalmente, el tibio ministro Montero ha adoptado una actitud absolutamente pasiva ante la gravedad del problema. Le dieron la confianza al gabinete Arana por ese pacto perverso con el Congreso, pero solo han demostrado ser un equipo de advenedizos e incompetentes Son jefes solo para la foto.

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