Garantías para el joven Saul Yangari
Esta historia conmueve mucho porque se trata de un joven emprendedor que es víctima de la envidia, la venganza de los “ventajistas” y las amenazas de gente sin calidad ni decencia. Saul Yangari Cartolín, que nació el 83, podría tener la edad del hijo de cualquier lector de esta columna o de magistrados como la doctora Patricia Benavides, Fiscal de la Nación, o la doctora Elvia Barrios, presidenta del Poder Judicial.
Su padre perdió una pierna cuando él tenía 7 años, así que trabajó desde niño ayudando a su madre en un puesto de golosinas y cuidando a sus hermanos. Muy joven se inició como trabajador de carpintería hasta pasar a las obras de construcción civil. Pero llegó la pandemia y como muchas empresas hubo problemas de liquidez por el sobrecosto que ocasionaba trabajar en emergencia sanitaria, por eso la constructora donde laboró pasó a tener una administración conjunta con el Estado, cumpliendo la firma con los pagos a proveedores según el avance de obra y el flujo de caja.
Pero Saul vive hoy una pesadilla junto a sus hijos menores de edad porque dos balas aparecieron en el jardín de su casa y recibe llamadas telefónicas donde le dicen “tienes las horas contadas”. Su abogado, el penalista Carlos Augusto Núñez Huanes, no solo vela por la integridad física y emocional de este joven emprendedor, sino que llama la atención del Estado frente al grado de descomposición al cual está llegando el Perú, exhortando al Mininter, la Policía, Fiscalía y PJ a fin de poner extremo cuidado en estos casos (Exp. 01988-2022-0-0901-JR-PE del 11° Juzgado Penal Unipersonal de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte) porque está en serio peligro la vida humana.
Nada justifica que un ciudadano pacífico esté sometido al acoso en las redes, que se use contra él la estigmatización como herramienta de extorsión y se le amenace de muerte por la deuda de una empresa donde solo fue un trabajador, máxime cuando esa firma junto al Estado viene pagando a sus proveedores de acuerdo a un cronograma aprobado legalmente. Pero, como recuerda el jurisconsulto Carlos Núñez, todos debemos contribuir para que el país no se convierta en un “far west” de cuatreros y pistoleros, pidiendo al mismo tiempo garantías para Saul y su familia, tal como lo merece cada uno de los 33 millones de peruanos frente a la violencia e inseguridad ciudadana.
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