Foro o fuera
El Foro era en la antigua Roma una plaza donde se trataba asuntos públicos y se celebraban juicios. En la actualidad, la palabra significa muchos sitios y cosas y en nuestro caso nos interesa porque identifica el espacio institucionalizado en el 2002 para que las fuerza políticas presentes en el Congreso, la sociedad civil, instituciones religiosas y el Gobierno entablasen el diálogo para lograr un Acuerdo Nacional que a través de la formulación de Políticas de Estado sirviese de base para la transición y consolidación de la Democracia recién recuperada. Desde dicho año, se han aprobado consensualmente una treintena de Políticas Públicas que debieran orientar la gestión del Estado aunque, lastimosamente, en muchos sectores las metas nacionales no se han alcanzado y menos se ha compartido la misma visión de futuro. La verdad sea dicha, desde bastante tiempo atrás el Foro de marras ha sufrido un largo letargo y, lo que es peor, un cuestionamiento sobre su utilidad y eficacia para el país.
Hoy, cuando este malhadado desgobierno de nueve meses llega a niveles insoportables, se ha producido una extraña coordinación entre el ocupante de Palacio, el polémico purpurado de Huancayo y el secretario del Foro para traer de vuelta a la vida pública el espacio del Acuerdo Nacional con la supuesta finalidad de contribuir a asegurar el indispensable “cambio de rumbo radical” del inoperante y corrupto Poder Ejecutivo que la ciudadanía demócrata del Perú reclama a gritos.
Según el secretario citado esta “cumbre” se realizaría a fines de este mes por iniciativa de quien ejerce la presidencia. ¿Tenemos razones para creer que se llevará a cabo o, siquiera, para pensar que algo bueno saldrá de ella? La verdad es que la esperanza es mínima, pero hallándonos en el punto que del Congreso casi nada puede esperarse por el momento –salvo que la acusación constitucional contra Castillo empiece a dar frutos- pues tampoco se pierde lo que no se tiene. Eso sí, como alguien acertadamente advirtió, debe quedar meridianamente claro desde ya que el Foro del Acuerdo Nacional no se creó para lavar la cara o ser un cómplice apéndice de este desastroso Ejecutivo.
A estas alturas, la confianza en el régimen de Castillo, Cerrón y adláteres es nula y sus diarias falsedades, contradicciones y cambios de sillas en cuatro impresentables gabinetes –salvo uno que otro ministro- no dejan margen para el optimismo. Si este Foro tampoco se convoca o no sirve para enderezar al peor gobierno del siglo sólo cabe que los peruanos demócratas le señale la puerta de salida por la vía constitucional y si no, también, por medio de la movilización popular y la protesta en las calles.
¡AMÉN!
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