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Firmas falsas, otra vez

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Fecha Publicación: 29/04/2025 - 22:00
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Podríamos comenzar afirmando que no hay algo nuevo bajo el sol, aunque sí lo hay para mal. En efecto, no es novedad que en el proceso de inscripción de partidos políticos (PP) existan firmas falsas, sea como una práctica burda y sistemática o “chocolateando” las falsificadas entre las auténticas. En el pasado, el caso más notorio fue la “fábrica Medelius” y otra por ahí. En esos tiempos, y hasta hace no mucho, el requisito para inscribir eran los conocidos planillones de adhesión, en los que se recogían firmas por centenas de miles por las calles, sin mayor control, y que dio lugar a una que otra investigación en el Congreso y, suponemos, a procesos penales.
Ahora, a raíz de la enésima y peor reforma electoral, no solo se redujo escandalosamente el número de firmas, sino que cambió la modalidad de inscripción. Para los comicios venideros, en vez de los planillones, el requisito es cumplir con el número de fichas de afiliación por la ridícula cifra de 25,000 afiliados para poner en carrera hacia la meta al aspirante PP. Es decir, basta reunir menos del 0.10 % del cuerpo electoral a nivel nacional y listo. E igual aparecieron las firmas truchas en varias de las organizaciones políticas.
Recientemente, y gracias a la prensa, se ha destapado el delincuencial mercado de firmas fraudulentas, y existen informes del RENIEC que arrojan un cuarto de millón de rúbricas anuladas por falsificaciones serviles y hasta “centenas por el mismo puño gráfico”. Parece que el mayor enfangado en esta práctica sería el PP del nefasto expresidente Vizcarra, quien, a pesar de estar inhabilitado para candidatear, sigue tan campante. La pregunta es, ya que se trata de PP inscritos, ¿qué hizo o hará el sistema electoral al respecto? Y que, de una buena vez, se transparente toda la mugre o lo denuncie la Fiscalía.
Repetimos: siempre hubo esta corrupción y, de una u otra manera, los PP se lavaban las manos alegando que fueron “sorprendidos” durante el recojo masivo de los planillones callejeros. Vaya, alguien lo creerá, pero bajo la actual modalidad de afiliación personal ante los propios PP no hay atenuante o descargo que valga. Sin embargo, oh sorpresa, decenas —por no decir centenas próximamente— de ciudadanos vienen denunciando públicamente que aparecen ilegalmente inscritos en partidos que ni conocen y que, en su mayoría, tienen filiación izquierdista, nacidos como esporas por la malhadada reforma eleccionaria.
De acuerdo con especialistas en la materia, el RENIEC, primer eslabón para este desaguisado, solo verifica mediante muestreo las firmas de marras, carece de los medios y tecnología apropiada, y la legislación vigente no asegura la debida autentificación al no exigir la validación biométrica ni sanciona a los PP causantes del entuerto. En pocas palabras, otro ejemplo del desgobierno institucional en que se encuentra sumido el país. Y así iríamos a las elecciones generales el año próximo.
A once meses de los comicios, resulta imperativo que los ocupantes del Ejecutivo y Legislativo enmienden cuanto antes la situación y el sistema de justicia haga lo suyo. Así sea pedir peras al olmo. ¡Amén!

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