Estar en el lugar equivocado
En algún momento nos hemos preguntado si verdaderamente estamos en el lugar correcto. Incluso hemos sentido como si estuviéramos viviendo una realidad que no es nuestra, una lejana y distinta que nos aparta aún más de lo que debería ser nuestro propósito en la vida. Quizá sea solo una cuestión de interpretación tener la certeza de estar en el lugar que realmente nos corresponde o, desde el punto de vista fenomenológico, se trate de una cuestión de intencionalidad: si nuestra intención no corresponde con la realidad surge la sensación de que estamos en el lugar equivocado.
A propósito de ello, en Passengers (2016), una película que recrea un viaje emocional a través del espacio y tiempo, hay un diálogo que, quizás, es una de las mejores escenas de la película: “Tú estás donde quieres estar. Tú sientes que deberías estar en otro lugar. Si pudieras tronar los dedos y pudieras aparecer donde quisieras estar, apuesto a que te sentirías igual, en el lugar equivocado. El punto es que te enfocas tanto en dónde quisieras estar que olvidas de cómo sacar provecho del lugar en el que estás”.
La insatisfacción parece convertirse en una condición que nos arrastra a una posible situación diferente, mejor, esperanzadora, quizás porque con ello podemos proyectar lo que realmente valoramos y deseamos. Sin embargo, a pesar de que nos empeñemos en enfocarnos en querer estar en un lugar diferente, siempre terminaremos sintiéndonos en el lugar equivocado. Quizá sea necesario dejar de preocuparnos tanto por aquello que no podemos controlar, aunque ello sea muy complejo.
Según Jean Paul Sartre, la humanidad tiende a buscar la trascendencia, lo que, de alguna forma, sería superar las limitaciones de nuestra condición humana, es decir, todo aquello que nos produce insatisfacción. La búsqueda de la autenticidad es un tema común en la filosofía existencialista de Sartre. Ello implica un conocimiento de uno mismo, lo cual deriva también en aceptar nuestras debilidades y fortalezas. Y, del mismo modo, implica un acto de libertad, es decir, una capacidad de elegir y decidir sin ningún tipo de condicionamiento externo. Sin embargo, ello también implica la responsabilidad de asumir las consecuencias de nuestros actos.
Estamos en el lugar que debemos estar, aunque no queramos, aunque nos cuestionemos, aunque busquemos salidas innecesarias en la ruta que hemos tomado. Quizá todo ello tenga un propósito o, parafraseando a Sartre, estamos condenados a ser libres, porque una vez que está echada la suerte, somos responsables de nuestra elección.
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