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Entre el avión y la crisis

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Fecha Publicación: 31/10/2023 - 22:00
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Al publicarse estos renglones, el Congreso ya habrá resuelto si autoriza el viaje de la sucesora presidencial a la capital estadounidense o la deja con los crespos hechos. La verdad, este nuevo periplo a apenas dos semanas del anterior y poco feliz, aparece, sobre el papel, al menos más importante para los intereses e imagen del país que para los propios de la afanosa viajera. No obstante, la concesión de este nuevo permiso parlamentario luce, al momento, dudosa dada la grave coyuntura interna.

En efecto, el viaje de marras es para asistir a la llamada Cumbre de Líderes de la Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica (APEP), la Asociación de una docena de Estados del hemisferio creada a instancias de EEUU con el fin de fomentar la cooperación regional en materia de competitividad, el desarrollo compartido y la inversión inclusiva y sostenible. Con es obvio, esta incluirá una reunión privada con el Presidente Biden y aunque no sea una invitación especial no puede negarse que podría contribuir a estrechar la alicaída relación bilateral con EEUU después del desastroso régimen castillejo.

Ahora bien, tampoco es para lanzar las campanas al vuelo como vende el oficialismo que sostiene que gracias a la Cumbre se promovería la inversión de “grandes capitales en el Perú” máxime cuando el gobierno de turno no da pie con bola en cuanto a asegurar las condiciones para atraer la indispensable inversión privada nacional y extranjera que saque al Perú de la grave recesión que padece. Lo cierto es que esta APEP –no confundir con APEC el exitoso Foro Económico Asia-Pacífico– es, en el fondo y principalmente, una iniciativa estadounidense para tratar de restablecer su tradicional y ahora disminuida influencia en la región ante el indetenible avance estratégico de la China –ojo, con el megapuerto de Chancay– y que en caso que, efectivamente, prospere le servirá más a la diplomacia de Washington sin desdeñar, por supuesto, los beneficios que traería para nuestros indispensables vínculos con la todavía primera potencia del mundo.

En fin, para este miércoles se sabrá si la viajera doña Dina se da otra vueltecita en el avión presidencial mientras la Nación sigue condenada a sufrir las consecuencias de la severa crisis política, económica y social sin mayores visos ni confianza de solución. ¡AMÉN!

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