Enamoramientos
En la década del 50 un experimento probó que las personas se enamoraban voluntariamente, incluso siendo extraños, a partir de la intimidad. La prueba “Generación experimental de intimidad interpersonal: procedimiento y hallazgos preliminares”, concluía que una desnudez emocional progresiva (inducida por preguntas de intimidad in crescendo) producía “amor”. La batería de preguntas arrancaba con temas simples hasta ahondar en recuerdos dolorosos, temores y esperanzas. En el último tramo, cada participante debía confesar algo que le gustara de su contertulio. Mirarse a los ojos era importante si de segregar sustancias felices en el cerebro se trataba.
Mandy Len Catron, escritora del New York Times, leyó sobre el experimento en los 90 y quiso ponerlo a prueba en un bar de Nueva York con un extraño a quien no podía unir siquiera la simpatía. Su extraño laboratorio rindió fruto, ambos se enamoraron con el feedback correcto, caminando desde lo cotidiano hasta lo profundo, siempre desde la sinceridad.
Cuesta creer que los enamoramientos surjan de esa complicidad, pero de un “somos solo nosotros dos en una multitud que no se conoce tanto como nosotros” nace aquel impulso extraño que nos afecta como a dos imanes, de allí que muchos matrimonios pactados a la antigua surtieran mejores efectos que aquellos que surgían de una fascinación inicial. La bioquímica del amor es inextricable, tampoco se basa en la belleza, pero se entiende desde una comunicación dada a compartir en un habla-escucha.
Algunos psicólogos creen que en la bioquímica del amor buscamos a aquellos que se parezcan a nuestros padres, pero, en realidad, no buscamos, hallamos lo que atraviesa. El emparejamiento sucede a un hallazgo ajeno a las similitudes con nuestros ancestros. Opera el deseo y opera el amor cuando la confianza y la intimidad dominan.
¿Experiencias y valores similares? Quizás, pero no siempre los símiles sintonizan, a veces la idealización solo viene de uno de los lados ante lo diferente… y del otro la indiferencia. ¿Compatibilidad? Teoría.
El amor debe parecerse a aquella emoción que surge entre dos en una cabaña aislada en medio de la tormenta, a esa cercanía que se hace fusión (eso buscamos, según Fromm). Fácil sentirlo frente a la certeza de haber sido arrojados al mundo. Me preguntan sobre el amor, como si columnear fuera darla al oráculo o a la astrología (nada de signos). Hay un distintivo: la clara noción de la desnudez emocional compartida, en una soledad de a deux.