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El tópico Militia amoris

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Fecha Publicación: 09/02/2023 - 22:00
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Para entrar en contexto, nos situaremos en la Edad Media o incluso mucho antes. Imaginemos una escena en particular: un amante que tiene que librar una dura batalla para conquistar el amor de su amada. Imaginemos, además, la necesidad del amante para estar pendiente en defenderla, protegerla y guardarle religiosa veneración, así como la Edad Media nos enseñó y que siglos más tarde lo discutiríamos.

El Militia amoris es un tópico tratado con frecuencia en la literatura erótica, y su presencia se remonta desde los clásicos latinos. Se basa, principalmente, en concebir el amor y todas sus vicisitudes como una empresa bélica. La analogía amante-soldado queda expuesta en la relación amor-guerra.

Dice Ovidio en El arte de amar que el amor es una especie de milicia: “El amor es una especie de milicia. ¡Apártense los que son flojos! Estas enseñanzas no deben ser defendidas por gentes pusilánimes. Noches, borrascas, largos caminos, crueles dolores y toda clase de trabajos entran en este campamento del placer”.

Aquellos hombres que aman, asemejan su vida a la de un soldado. O, mejor aún, su vida es la de un soldado, quiéranlo o no. Se requiere valentía. Ese arrojo sería una muestra más del amor que profesa, su cauce, su meta. Los cobardes quedan exentos de conseguir esto. Ni siquiera pueden aspirar a intentarlo. Es una lucha ardua, solo apta para los elegidos que decidan enrumbarse en tan perturbadora empresa.

En literatura estos tópicos clásicos se hacen recurrentes consciente o inconscientemente. Muchas veces es producto de lecturas previas que almacenamos y que vuelven en cada lectura. En otras ocasiones, la literatura fluye a manera de la conocida escritura automática de los aquellos vanguardistas alineados en la experimentación del lenguaje. La literatura, así vista, se impregna en la memoria y se asoma de cuando en cuando, impredecible.

En los sucesos cotidianos, el Militia amoris puede expresarse en la lucha del amante para conseguir sus objetivos más allá de los obstáculos que el amor encierra. Sin embargo, hablar aquí del amor como concepto universal sería sumamente más complicado. Quizá solo sea pertinente tomar la idea de Nietzsche, quien refiere al amor como un desbordamiento hacia algo ilimitado. Cuando amamos juntamos todas las mejores propiedades de las cosas –casi la “perfección”– que consideramos en el mundo, y como estas propiedades son similares con las del objeto en cuestión, es considerado como esa cosa maravillosa, ese algo perfecto. Bajo cualquier circunstancia, el amor no debe escapar a esa sentencia.