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El reducto de la fe

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Fecha Publicación: 26/04/2021 - 21:20
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La vida de cualquier hombre puede ser cruzada por tiempos de escepticismo y otros de negación. Sin embargo, como Saulo camino de Damasco, la conversión opera como un milagro abrupto que rompe la barrera de cualquier conciencia; a veces frente a un hecho, en ocasiones por una lectura. Muchos se convirtieron al cristianismo a partir de la lectura de un libro titulado “Vida de Jesús”, de Renán, un libro ateo que por paradoja produjo conversiones pese a su rechazo de lo sobrenatural, otros llegan por una voz interior y algunos más por un acontecimiento en sus vidas.
Quizás el control social de la fe hoy (con los templos cerrados) llame a una nostalgia de esa vida espiritual. Ahora que no se puede, muchos extrañarán la procesión del Señor de los Milagros, ese mar humano que alguna vez volverá como vuelven y alumbran los milagros, porque una vida sin fe es precaria, breve, instintiva, y no lo escribe el columnista, lo leí alguna vez de Hobbes. Hay quien rechaza lo sobrenatural (como Renán), pero qué es si no la vida de los santos, una manifestación del poder divino que el hombre no entiende, pero que se hace humano. En tiempos tan oscuros como los que nos tocan, qué más importante que ese reducto en el que estamos convencidos “penetra aquel que absolutamente todo lo puede”.
Me hacen llegar un libro que describe esa vida de fe y de manifestaciones sobrenaturales, las de un santo moderno (que vivió en el siglo XX) y que bilocaba, curaba, leía las mentes, intercedía y lograba extraordinarios milagros, aparecía para salvar a la gente de desastres y que con sencillez de fraile capuchino confesaba de largo, hacía misas y le daba al esfuerzo de construir un hospital. Titula “Padre Pio, los milagros desconocidos del santo de los estigmas”, del español José María Zavala. Sí, tenía los estigmas, las heridas de Jesús en las manos y hacía y hace tantos milagros que los testimonios que recoge el libro son un porcentaje de mucho más. Es un remanso por la lectura que persuade de la existencia de lo sobrenatural y qué mejor que este santo monje de Pietrelcina que alguna vez conoció a un jovencísimo Karol Wojtyla y predijo que llegaría a ser Papa.
Cuando el aliento falte y las piernas casi flaqueen, la maravilla de leer es la de acercarse a un santo de nuestro tiempo.

 

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