El modelo Meloni
Muchos se han quedado con la imagen de Giorgia Meloni vociferando contra la ideología de género al lado de Santiago Abascal o, ante el insulto de Macron a los italianos, mostrando el billete que Francia imprime para algunos países africanos, evidenciando su vergonzoso neocolonialismo; pero, en realidad, es la líder política hábil e influyente, y posiblemente haya consolidado un modelo a seguir.
Es conocido que en Europa Occidental los partidos tradicionales de centroderecha fueron asumiendo postulados de la izquierda socialdemócrata hasta mimetizarse con ella, subordinándose a su gramsciana agenda ideológica infelizmente consagrada por la burocracia europea. Como consecuencia, surgió en el espacio vacío una derecha alternativa, llamada extrema derecha por los medios subordinados al globalismo, la misma que fue estigmatizada por Angela Merkel y Ursula von der Leyen, creadoras del concepto de ¨cordón sanitario¨ para proscribir cualquier alianza con los partidos que defienden el sentido común como sustento principal de su programa; prohibición estricta tanto a nivel nacional como regional, tal como lo sufrió Annegret Kramp-Karrenbauer, aun a riesgo de entregar sus países al gobierno de las izquierdas.
En ese contexto, Meloni logró el liderazgo de su partido Hermanos de Italia en 2020, para luego formar gobierno con Forza Italia, de centroderecha, y con la Lega, ciertamente de extrema derecha. A nivel europeo, lidera el bloque Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), que integra al Partido Conservador inglés, pero no a los democristianos alemanes de la CDU. Para liderar estas coaliciones no tuvo que moderar su discurso disruptivo, por el contrario, ha convencido a sus aliados de la corrección moral y política de gobernar para los ciudadanos y no para la Agenda 2030. Pero, a diferencia del húngaro Viktor Orbán, no ha puesto en peligro la unidad europea ni la validez de sus principios comunitarios, pero sí se ha opuesto a varias imposiciones de Von der Leyen, resistiendo con firmeza la descontrolada migración africana, la religión climática y las políticas antifamilia.
No en vano llegó a la política a los 15 años. Con singular capacidad, la primera ministra italiana Giorgia Meloni no solo recuperó el PBI y demás cifras económicas, también rompió el dogma de no aliarse con partidos de derecha alternativa, obviamente inventado por la izquierda académica; ha evitado también el aislamiento europeo con el que se le quiso castigar. Más aún, tejió el entendimiento entre su grupo ECR y el Partido Popular Europeo para lograr los votos necesarios para elegir a Roberta Metsola presidenta del Parlamento Europeo, a pesar de que la maltesa integra un partido nacionalista antiaborto. Esa es la ruta: romper todo ¨cordón sanitario¨ y propiciar en Francia, en Alemania y en España amplias alianzas entre el centro y las derechas, construyendo consensos de gobernabilidad basados en el sentido común, para frenar el empobrecimiento y la precariedad social en Europa.
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