El juego del caos
Douglas North nos iluminó con una verdad: las sociedades son gigantescos tableros de juego donde las reglas, las instituciones, determinan quiénes son los ganadores y quiénes los perdedores. Por tal, “las instituciones son el determinante del desempeño económico”. En el Perú, sin embargo, las reglas parecen más bien un borrador que se modifica a capricho de cualquiera. Sirve de ejemplo la constitución, frente a cualquier evento se invoca una asamblea constituyente. Podría ser un huracán y se llama a cambiar las reglas. Un país donde el viento político manda, carece de futuro.
Es como tener un mapa del tesoro que se redibuja constantemente para ocultar el botín. Nos perdemos. Como decía Basadre del texto fundamental, “la Constitución es un pacto social”, cuando se rompe, la sociedad se desorienta.
No solo North nos ha advertido sobre la importancia de las instituciones. Economistas como Mancur Olson han subrayado que las instituciones son el resultado de un proceso histórico y social, y que su cambio debe ser lento. Cuando se destruyen o se debilitan, las consecuencias pueden ser devastadoras.
En un país con instituciones débiles, el derecho se convierte en un arma al servicio de los poderosos, la política en un juego de suma cero y la economía en un caos donde la corrupción y la informalidad prevalecen. Como señalaba Hernando de Soto, en “El otro sendero”, la falta de instituciones claras y eficientes impide el desarrollo y genera desigualdad.
Sin i nstituciones, la sociedad se asemeja a una selva donde cada uno lucha por su supervivencia. Los negocios se desarrollan en la sombra, la inversión se estanca y la confianza se evapora. Es como intentar construir un castillo de arena en medio de una tormenta: una tarea condenada al fracaso.
Cuando las instituciones fallan, los ciudadanos pierden la fe en el Estado y buscan soluciones alternativas, a menudo violentas o populistas. Nacen así movimientos sociales y partidos radicales dados a destruir la democracia, nace así (como la del nefasto Maduro) la tiranía institucional.
Las instituciones son el marco dentro del cual se desarrollan las relaciones sociales, económicas y políticas. Sin ellas, solo queda el caos, la imprevisibilidad, la inestabilidad, el desincentivo, el costo de invertir y la pobreza. Como decía Burke, “la sociedad es una asociación de los vivos, los muertos y los aún por nacer”. Las instituciones son el puente que conecta estas generaciones y garantiza la continuidad de la civilización.
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