El inminente Brexit
El 31 de octubre es la fecha en que el Reino Unido concretará su divorcio de la Unión Europea con o sin acuerdo, así lo ha afirmado el recientemente elegido primer ministro, Boris Johnson. Esto sin duda ha generado mucho nerviosismo, no solo entre los británicos, sino también al otro lado del Canal de la Mancha. Los riesgos de alejarse de la Unión Europea sin acuerdo son de toda índole, desde temas de carácter migratorio desde reducción del flujo de turistas entre ambos territorios y restricciones en el tránsito de mercancías hasta obstáculos para el movimiento de capitales e incertidumbre para el sector financiero, solo por mencionar algunas contingencias. Con respecto al flujo de bienes, el intercambio comercial se verá afectado por la imposición de aranceles, que para el caso del Reino Unido representa el 44% del total de sus exportaciones.
Así, éstas estarán sujetas al arancel general europeo, que oscila entre 3 % y 7 % y, para el caso de algunos productos agrícolas y el de los automóviles, podría ascender a 20 %. Este escenario no es óptimo, tendrá un efecto negativo en ambas economías. La inglesa comienza a dar señales de contracción al haber sufrido una caída de su PBI de 0.2 % durante el segundo trimestre del año, lo que no ocurría desde el 2012. Estos resultados, unidos a los de la incertidumbre sobre la economía global creada por la guerra comercial entre China y Estados Unidos, han llevado a muchos economistas a denominar esta coyuntura como la “crisis del Brexit”.
A pesar de este escenario negativo, para el Perú la situación se torna positiva, ya que nuestras exportaciones por más de US$ 700 millones al Reino Unido podrán ingresar a dicho mercado sin que se interrumpan los beneficios de acceso que actualmente tienen, independientemente de si se da un “Brexit duro”. Esto, gracias al acuerdo comercial que firmamos con dicho país el pasado 15 de mayo. Sin embargo, el riesgo estaría en si la economía británica se contrae a niveles que afecten la demanda de nuestra oferta exportable. Esperemos que no. En todo caso, ojalá que los líderes europeos y británicos lleguen a un acuerdo para que el 31 de octubre no haya una ruptura sin acuerdo. Solo de esa manera se podrá evitar una situación que generará caos, disrupción y consecuencias políticas y económicas poco favorables y difíciles de predecir.