El “honor” en la comunidad peruano china
Hondo malestar se evidencia en la comunidad peruano china debido al maltrato que vendría recibiendo la Sociedad Central de Beneficencia China Ton Huy Chong Koc (SCBCH) por parte de quienes no le devuelven su inmueble ubicado en la Av. Mariano H. Cornejo N° 1090, distrito de Breña, en Lima, pese a contar con sentencias judiciales que obligan a Raúl Reynaldo León Joo, presidente de la Asociación CEP Peruano Chino Diez de Octubre, a desalojar el referido predio.
Los inmigrantes de China, los tusán (descendientes de chinos) y los gremios peruano-chinos vienen experimentando vergüenza ajena al conocer un litigio judicial que se ha hecho público y que tiene algunos años respecto de un conflicto que bien pudo solucionarse atendiendo a las cláusulas de un contrato de arrendamiento que es transparente y que siempre debió conducirse dentro de las reglas del honor y la buena fe.
¿Quién rompió ese marco de honor, cualidad moral con características especiales en la cultura china? ¿Y quién destruyó la buena fe que debe existir en todo acuerdo? Lo que se evidencia es que la SCBCH, fundada en 1886, ha abierto sus puertas y da la cara a los medios de comunicación; pero no así la asociación que administra el Colegio Peruano Chino Diez de Octubre, al menos hasta ahora.
Al margen de los vericuetos judiciales –que en Perú es fácil extenderlos ad infinitum sin cumplir antes con lo sustantivo que es devolver un inmueble a su propietario, cuando este ya no quiere continuar arrendándolo–, están las relaciones humanas, la fraternidad en una comunidad y, precisamente, el “honor”. En este extremo los problemas pueden desbordarse afectando incluso la imagen de las comunidades extranjeras que residen en otra nación. Peor todavía a la luz de lo que actualmente se conoce como el “poder blando”, definido como la capacidad de fascinación y atracción de un país con relación a otros.
Es decir, grandes países como Estados Unidos o China cuidan hoy en demasía su imagen, su “marca país” o “nation branding”, temas que no pertenecen al tradicional “poder duro”, conformado por el poderío económico y militar. Así, en contraposición está el “poder blando”, que tiene que ver con el prestigio de una comunidad fuera de sus fronteras –por ejemplo la de china en Perú– y eso se exterioriza con la “diplomacia pública”, con la vida de las asociaciones culturales o étnicas, la cooperación institucional, el “sueño chino” y los valores.
Al respecto es ilustrativa la tesis de Francesco Tucci, titulada “El soft power de China en Perú en los años 2005-2015”, sustentada recientemente ante la Escuela de Posgrado de la PUCP, y en cuya página 23 se hace alusión al hombre honrado que debería solucionar los problemas buscando la armonía, contrabalanceando las diferencias. ¿No sería mejor devolverle a la SCBCH lo que es suyo?