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El fracaso de la gestión pública y funcionario estatal

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Fecha Publicación: 06/03/2021 - 19:20
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El problema de la burocracia estatal no es de hoy, pero la comprobación de su desidia e incompetencia se agravó entre el 2016 y 2021. Esos cinco años son suficientes para que cualquier estudio histórico y análisis demuestre que tiene que aplicarse un shock institucional que ponga al Estado a trabajar eficientemente, sirviendo al ciudadano y no el burócrata sirviéndose y abusando de él.

En ese quinquenio ocurrieron dos acontecimientos que han puesto a prueba los hilos de la madeja burocrática, de rey a paje, desde la primera magistratura del jefe de Estado hasta el más humilde servidor público. Uno es el caso de la corrupción de Odebrecht y el otro la pandemia por el Sars-Cov-2 o covid-19. En ambos casos a la falta de capacidad se ha sumado el individualismo de la mayoría de funcionarios públicos, su chatura moral, sus antivalores, ambición o angurria delictiva.

Por supuesto que hay excepciones, y son funcionarios decentes pero que lamentablemente no han podido revertir la tendencia perversa que los asfixia y maltrata, no pidiendo esos buenos servidores públicos hacer nada cuando son los medios de comunicación tradicionales los que le dan pantalla a los falsos valores, hombres y mujeres corruptos que se vendieron “bonito”, ocultando la otra cara de su vida privada, como es aprovecharse del cargo en el Estado para sus asuntos personales, sin tener la más mínima conciencia a la hora de beneficiarse con dinero sucio además de sus abultados sueldos que salen de los bolsillos de los contribuyentes.

Sin embargo, no solo hay que referirse a los principales gestores de la crisis moral e institucional del Perú, es decir no son los cabecillas que ocuparon la presidencia de la República, los gobiernos regionales o alcaldías, sino que es toda la estructura y jerarquía de cargos la que está en cuestión, y no solo en el Ejecutivo sino en la administración pública en general, ahí está la Fiscalía que frente al caso Odebrecht no ata ni desata ni frente al mal manejo de la pandemia por parte de Vizcarra y Sagasti.

Es el sistema legal el que favorece a la corrupción, pues existe una maraña de normas que en lugar de facilitar el trabajo honesto permite el cohecho y la componenda. Es el poder caviar el que maneja al Estado y sus instituciones. Es un puñado de gente financiada desde el exterior que ocupa los puestos clave, evidenciándose que su objetivo es destruir la República y la soberanía. Ese es su papel, qué les parece.

@Rafael RomeroVas