El ego y sus consecuencias

Reconozcamos primero a que nos referirnos al hablar de EGO, él, es un aspecto de uno, que sin darse cuenta ante en una situación, se reacciona de una manera orgullosa cerrándose a un aspecto negativo en la forma de pensar hacia una persona o a una circunstancia misma, ¡Recuerda! Si es que, no te ha pasado que antes, una ocasión así en tu vida. Te cierras en tu pensamiento hacia algo y crees que es de esa manera, cerrándote a todo, pero cuando pasa el tiempo te das cuenta que hubiera sido más fácil hubiera entender la situación, abriéndote a escuchar conscientemente, sencillamente, sin ese juicio previo en una comunicación a tiempo. Cuanto sufrimiento nos ahorraríamos si entráramos en esta practica de solo abrirnos con nuestro corazón humilde y compasivo a la circunstancia.
Cuando una persona vive desde el ego, su sentido de valoración personal puede volverse extremadamente frágil y dependiente de factores externos. Además, el ego inflado puede generar una visión distorsionada de la realidad, donde los éxitos personales son magnificados y los fracasos, minimizados o incluso ignorados.
¿Cuál es la raíz del ego?
Entiendo, pues, que el ego es un constructo mental que contiene, básicamente, la imagen que uno tiene de sí mismo. La raíz del ego hay que buscarla en la capacidad que posee el cerebro (en este caso, el cerebro humano) de construir modelos neurales de la realidad (tanto externa como interna).
Una inflación del ego puede llevarnos a sentirnos superiores a los demás, perdiendo también el sentido de realidad. Por otro lado, la alienación puede llevarnos a sentirnos menos que cualquier persona, perdiendo el sentido de la vida y sintiendo mucha impotencia e incluso llegando a un estado depresivo.
Al no responsabilizamos de nuestro ego, actuamos en modo automático, sin tomar conciencia de las consecuencias que conllevan nuestros actos. Nos alejamos de nuestra esencia, de nuestra humanidad; alimentando nuestro ego.
¿Cómo eliminar el ego?
Desde mi experiencia con una consciente con cariño y mucho respecto al escuchar el sentir de las personas de nuestro entorno que les parece nuestra perspectiva y en esa humildad podemos encontrarnos con un crecimiento mutuo
1. Deja de buscar el reconocimiento de los demás.
2. Aprende a ser humilde y objetivo/a.
3. Deja a un lado la autoexigencia.
4. Acepta tus limitaciones.
5. Deja de lado la competitividad.
6. Aprende a estar en el presente.
7. Trabaja tu interior.
En el camino del crecimiento interior, sobre todo en esos momentos que uno quiere cambios, ahí es el momento de entrar en la conciencia.¡Atrévete a vivir sin ataduras y descubre el verdadero significado de la libertad interior!
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