El discurso de las tres horas
No sabemos si la jefa de Estado quiso emular el evangélico Sermón de las Tres Horas pero, al menos, sí lo logró en cuanto a la duración de la perorata con un Mensaje a la Nación innecesariamente tan extenso y hasta soporífico al punto que más de uno de los asistentes al hemiciclo parlamentario cayó cerca de los brazos de Morfeo –empezando por el polémico Arzobispo de Lima.
El tiempo y el gobierno dirán cuánta confianza nacional ha logrado restablecer, aunque sí habrá que reconocer que el largo discurso cumplió formal y materialmente con el mandato constitucional y respetó la institucionalidad democrática.
Imposible pretender a estas alturas un resumen del mismo; de sus aciertos y desaciertos; de las críticas y falta de autocrítica durante la interminable retahíla de obras y proyectos en materia de gestión pública y sobre la viabilidad económico-financiera de las mismas. Veremos en el camino y si su visión optimista a lo que denominó “El Perú de Vuelta” en la escena internacional hasta el año 2025 también le asegura al Régimen de turno que preside su permanencia y vitalidad. Por ahora dejamos unas pinceladas.
La indispensable reactivación económica en tiempos casi de recesión basándola en el impulso a la infraestructura para la competitividad y el cierre de brechas sociales, suena bien en el papel y ojalá se concrete a través de todos los planes e iniciativas estatales reseñadas, pero ya es hora que quede claro que el principal motor para ello es la participación del Sector e Inversión Privada que anda prácticamente paralizado y de la que poco se dijo.
En cuanto a la lucha contra los dos peores azotes que golpean también la puerta del país (léase, la criminalidad e inseguridad ciudadana en todas sus formas y el fenómeno de El Niño Costero y Global por añadidura), el Ejecutivo ha solicitado al Congreso la delegación de facultades legislativas para modificar cincuenta normas legales que apenas se han explicado y a ver cómo responde el Parlamento o, en todo caso, qué tanto puede recurrir el Gobierno, alternativamente, a la dación extraordinaria de Decretos de Urgencia adecuadamente controlados.
Asimismo, la Sucesora presidencial presentó cinco proyector de ley, uno de ellos más que discutible que crea la llamada “ Policía de Orden y Seguridad” de carácter preventivo –¿vendrá esto de Cuba o Afganistán?– que ha provocado el unánime rechazo de los especialistas y del entorno de la propia PNP, y otro no menos cuestionable que pretende modificar un artículo del Reglamento del Congreso, una invasión en toda regla de los fueros del Legislativo que iría contra una sentencia del TC. En el terreno político, con un tímido “quizás” la Presidente ha abierto el debate sobre el modelo de elección parlamentaria y del indispensable bicameralismo, un guiño que no parece tener gran futuro por el momento.
Acabamos estos borrones por donde doña Dina empezó. Pidió PERDÓN por las deplorables muertes durante las manifestaciones violentas de hace unos meses y que hasta hoy no han sido debidamente deslindadas ni las responsabilidades suficientemente aclaradas, lo que poco ayuda para superar la tensa situación, y terminó con un llamado a la unidad y reconciliación nacionales que como desiderátum todos deseamos, pero a ver cómo, cuándo y dónde empieza; ¿será en el desgastado Foro del Acuerdo Nacional o en el Patio de Palacio? A seguir mirando.
¡AMÉN!
Coda: La parca se volvió a llevar hace unos días a otro peruano singular: Augusto Ferrero Costa. Jurista y Tribuno brillante; Exquisito cultor de la historia y de la buena música y recordado amigo. RIP.
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