El concepto de Bien Común
Los universitarios se ven confrontados, usualmente, por profesores que buscan despertar su espíritu crítico a través de la reflexión académica. La pregunta clásica gira en torno a la preferencia por el interés individual o por el interés colectivo. El primero, convertido en dogma, nos conduce al error de creer que el consolidar un determinado proyecto de vida individual se puede lograr sin considerar los intereses de los demás. La adhesión al segundo, termina por esclavizar al ciudadano, pues al representar el Estado a la entidad colectiva, quien lo gobierne impone su propia interpretación de la realidad despreciando las singularidades propias de las diferencias humanas. Ante ello, la doctrina socialcristiana que influyó significativamente en nuestra actual Constitución, aportó al debate el concepto de persona humana, distante tanto del “individuo” aislado y desinteresado en su comunidad, como del concepto de “pueblo”, propio de ideologías colectivistas que fagocitan la libertad individual.
En esa línea, la visión libertaria de Bien Común lo concibe como la simple sumatoria de intereses individuales, a la voluntad egoísta de alcanzar la felicidad personal sin considerar la pertenencia a una determinada comunidad; para una visión colectivista el concepto implica la satisfacción de las principales necesidades humanas a cargo de un estado omnipresente, responsable por el bienestar del colectivo según la peculiar visión que la ideología dominante imponga. Pero como hemos mencionado, el socialcristianismo reconoce tanto la dignidad de la persona humana como el compromiso de solidaridad con su entorno, en tanto individuo en sociedad, lo que nos lleva a vincular el Bien Común con la pretensión de consolidar una comunidad nacional donde existan las condiciones adecuadas para que cada persona busque responsablemente el bienestar por sus propios medios, utilizando sus habilidades y virtudes.
La sociedad y el estado deben crear las condiciones para que cada persona tenga la posibilidad de desarrollar su proyecto de vida, vale decir, sus aspiraciones, respetando convicciones y decisiones. Es la Constitución quien formaliza ese marco social y económico en el que las personas interactúan, dedicándose a la tarea para la cual están mejor capacitadas, compitiendo por ofrecer mejores bienes y servicios al menor costo posible, y al mismo tiempo, cooperando con los demás miembros de los grupos sociales que integra. De esa manera, constituyen elementos fundamentales para la búsqueda del Bien Común: una democracia donde los representantes de los electores sean los que tomen las decisiones importantes; un Estado de derecho donde las normas comprometan a todos por igual, una administración de justicia independiente e imparcial que encuentre soluciones jurídicas; una economía libre y competitiva donde el éxito esté reservado para quien demuestre más creatividad y esfuerzo; y una educación pública de calidad que brinde igualdad de oportunidades, quebrando el círculo vicioso de pobreza al interior de cada familia.
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