ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

El cáncer de Tasmania

Imagen
Fecha Publicación: 26/04/2023 - 22:35
Escucha esta nota

Los demonios de Tasmania sufren dos tipos de cánceres transmisibles que deforman horriblemente la cara de los animales hasta que mueren de hambre o sofocación.

Estas enfermedades son extremadamente contagiosas por mordiscos, un comportamiento muy habitual en las peleas por comida o parejas, lo que ha causado una rápida disminución de la población en las últimas décadas. Incluso, se teme que la especie esté abocada a la extinción.

“El increíble hecho de que los demonios de Tasmania no tengan uno, sino dos cánceres transmisibles, hace posible comparar su evolución, y esto nos brinda nuevos conocimientos sobre los mecanismos clave involucrados”, señala Elizabeth Murchison, profesora en la Universidad de Cambridge.

Los investigadores crearon un “genoma de referencia” mejorado, esencialmente un mapa de la secuencia de ADN completa, del demonio de Tasmania y lo compararon con el ADN tomado de 119 tumores DFT1 y DFT2. DFT1 se observó por primera vez en 1996 en el noreste de Tasmania y ahora está muy extendido en la isla. DFT2; por otro lado, se observó por primera vez en 2014 y permanece confinado a un área pequeña en el sureste de Tasmania.

Los científicos identificaron mutaciones en los tumores. Al seguirlas, descubrieron que DFT2 adquirió mutaciones unas tres veces más rápido que DFT1. DFT2 aún no está muy extendido entre la población de demonios, y se sabe muy poco al respecto.

El equipo descubrió que DFT1 surgió en la década de 1980, hasta 14 años antes de que se observara por primera vez, mientras que DFT2 surgió entre 2009 y 2012, poco antes de que se detectara DFT1 ahora se ha extendido por casi toda la población de demonios y recientemente se ha informado en el extremo noroeste de Tasmania, una de las pocas regiones libres de enfermedades que quedan en el estado.

Los investigadores también identificaron por primera vez un caso de transmisión de DFT1 entre una madre y la cría en su bolsa. Además, encontraron que el periodo de incubación, el tiempo entre la infección y la aparición de los síntomas, en algunos casos puede ser de un año o más.

Fuente: ABC Ciencia - España