“El amor” de González Prada
Manuel González Prada (Lima, 1844 – Lima, 1918) también fue poeta, ensayista, pensador, anarquista y un comprometido con los problemas sociales, sobre todo en un país tan convulsionado como el que le tocó vivir. En el Perú, entre el siglo XX y XXI es una figura tan influyente como otras de la categoría de Víctor Raúl Haya de la Torre y el amauta José Carlos Mariátegui, quienes, además, lo vieron con el respeto. Sin embargo, es importante conocer González Prada poeta, autor de una rima armoniosa, con ritmo, con limpieza. Asimismo, además de cultivar la balada, el pantum, el triolet, el rispetto, el laude, etc., González Prada fue un renovador al buscar nuevas formas métricas y estróficas en otros espacios, como Europa, por ejemplo, con los modelos nórdicos, germanos, franceses e italianos.
En el poema “El amor”, González Prada muestra una serie de adjetivos a veces parecen ser contradictorios, pero que reflejan la recurrencia del sentido figurado con respecto al amor. Es, en general, una construcción poética a base de contrariedades, anteponiendo sentidos opuestos para descifrar una idea acerca del amor. Es claro que el poema es un soneto bien estructurado: dos cuartetos y dos tercetos imponentes, con versos de arte mayor, compuestos de endecasílabos. Por su parte, la rima que presenta el poema es de igual manera en los cuartetos ABBA / ABBA, mientras que en los tercetos muestra su propia rima encadenada CDC / EDE. Con respecto a la entonación, se manifiesta a partir de la inflexión de la voz según el sentido de lo que se dice, la emoción que se expresa y el estilo o acento en que se pone de manifiesto el yo poético. En el poema, la entonación se mantiene de la misma manera en los primeros dos cuartetos, regida siempre por la terminación de cada verso que, en este caso, todos son graves. En la segunda parte del poema, en los dos tercetos finales, la entonación va a esta marcada por las pausas antes de comenzar cada interrogante.
González Prada no solo destacó en ensayo, aunque su discurso acucioso y radical movió a las masas de su época. Hay que conocer también su poesía, su sensibilidad, su armonía en los versos. Escribió e innovó. Fue un escritor íntegro. Y esos versos, precisamente, tienen que mover, agitar, tiene que generar tempestades. Como él mismo decía: “Con la palabra sucede lo mismo que con el agua: estancada, se corrompe; movida y agitada, conserva su frescura”.
Mira más contenidos siguiéndonos en Facebook, Twitter e Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.