Dina Boluarte: la buena vida aburguesa, pero pasa inmensa factura
Que la presidencia le haya caído del cielo no excusa a Boluarte de la obligación de trabajar y tomar decisiones políticas indispensables. No puede ir por el mundo diciendo que su gobierno le ha devuelto estabilidad política al país, pero no capitalizar esa supuesta tranquilidad para gobernar con un norte claro y liderazgo. Todos sabemos que Boluarte conformaba una plancha presidencial donde Castillo fue escogido casi de casualidad, cuando los problemas legales le obstaculizaron el camino a Cerrón y que ella era la cuota femenina para cumplir con esa discutible alternancia de género. Dina, aliada fiel del jefe de PL cuando era candidata –no olvidemos que se encargaba de juntar aportes para pagar su indemnización civil–, se distanció de Cerrón apenas ganadas las elecciones y hoy, solo le tiene lealtad a sí misma y a su cuota de poder, aunque encabece un gobierno precario, digamos hilvanado, pero sin coser.
La economía cuesta abajo y su baja popularidad deberían ser las alarmas más visibles para que deje los viajecitos que no suman en absoluto. Es un despilfarro del erario (S/.1’000,000) ante tanta necesidad y, abrir la puerta a denuncias constitucionales de los desesperados caviares. Es obvio que cada autorización responde a un pacto con sus congresistas afines. Está blindada y la va vacancia no pasará, pero es muy mala prensa para un presidente que quiere destacarse por ser escrupulosa en el cumplimiento de la ley.
Lo lamento, pero las fotitos con un Papa tristón o con los líderes de los países desarrollados es un lujo que no puede permitirse. Igual, ya es parte de la historia del Perú y le agregaría más valor dejar obra que unas imágenes que el tiempo se encargará de desgastar.
Por más que la prensa oficialista nos quiere hacer creer que el Perú fue el invitado de honor en el encuentro alemán “Día de América Latina” y de que constituye una excepcional plataforma para promocionar inversiones, sabemos que es humo. Fraport (propietario del 80% de LAP, su división internacional más rentable, a costa de los sufridos pasajeros peruanos) presentó su atrasadísimo proyecto de ampliación del Aeropuerto Jorge Chávez. Esta es una obra pendiente desde hace años, debería avergonzarlos la lentitud y desidia. La nueva planta de botellas de Heinz Glass en el Callao es bienvenida, pero un proyecto de muy pequeño alcance.
Nuestro país necesita de grandes obras, especialmente en infraestructura, que cierren brechas y mejoren la calidad de vida de los peruanos. ¿El anuncio de una posible llegada de Lufthansa? ¿La peregrina idea de comprar dos aviones Boeing? ¿Le sobra el dinero a un país con el 60% de su población con inseguridad alimentaria? Por favor señora Boluarte, deje de tomarnos el pelo.
Además, hay que recordarle de que la diplomacia presidencial a nivel de funcionarios de mando medio no da resultado y de que, para promocionar las inversiones, están las representaciones comerciales de Promperú en el mundo. Es necesario poner profesionales de primer nivel como Ricardo Romero Talledo, quien encabeza la oficina en el Reino Unido e Irlanda y está haciendo una excelente e incansable labor. Justifica su costo con creces frente a otros que lamentablemente se dedican a hacer turismo a costa del Estado peruano.
A más inri, ningún país puede ser estable si enfrenta una crisis de inseguridad sin precedentes, que cada vez nos hace más esclavos de nuestros miedos. No solo es el problema de ciudadanos asaltados constantemente, va mucho más allá. El pago de cupos, el secuestro de comerciantes, la reducción de las ventas de las tiendas con puerta a la calle. Se ha vuelto incontrolable y sin visos de solución. Las declaratorias de emergencia no bastan, se necesita mano dura y decisión y ya estamos tarde.
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