Dina Boluarte cumple treinta meses “surfeando” sus problemas

Hace dos años y medio Dina Boluarte asumió la presidencia de la República. Ha cumplido la mitad de un mandato presidencial y todavía no comienza a gobernar.
Durante este tiempo, sin tener la experiencia y capacidad necesarias, sin partido político que la respalde y sin bancada en el Congreso que la defienda, ha intentado mantener el equilibrio tratando de surfear las grandes olas que ella misma había generado, y justo cuando estaba por caer recibió un oportuno salvavidas de un sector del Congreso que, en defensa de la gobernabilidad, pensando en el bien común y el futuro del país, decidió sostener su permanencia en Palacio de Gobierno hasta el 28 de julio de 2026.
Debemos reconocer que su perseverancia, convicción y cinismo han sido determinantes para mantenerse hasta ahora en la presidencia, y quizá este sea el logro más importante de su gobierno. Lamentablemente, más del 97 % de peruanos desaprueba su gestión por la inacción para enfrentar los grandes problemas del Perú.
Es difícil entender por qué la presidente Boluarte no se deja ayudar. Es inviable defenderla si se mantiene en silencio ante las denuncias que permanentemente hace la prensa. Da la impresión de que ella cree que, dejando pasar el tiempo, los problemas se van a solucionar solos. Desde hace más de doscientos días que la presidente ha decidido no responder de lo que se le acusa, porque parece no tener respuestas ni argumentos para defenderse. Optar por no declarar para surfear las incómodas preguntas de la prensa no es la solución. Parece no tener la verdad de su lado, porque las veces que antes intentó hacerlo, salió mal parada.
Hace una semana, Miki Torres, vocero y subsecretario general de Fuerza Popular, dejó claro que su partido, en esta coyuntura, había tenido que asumir la responsabilidad de sostener al Estado, no al gobierno de Dina Boluarte. Asimismo, señaló que son otros partidos los que sostienen su gobierno.
Es evidente que, a pocos meses de las elecciones, la izquierda y los caviares, con el apoyo de un sector de la prensa, están tratando de forzar su salida para que sea un representante de ellos en el Congreso quien la reemplace y otro asuma la presidencia del Legislativo. Este es un factor que podría cambiar lealtades y votos en favor de la vacancia. La Fiscalía parece querer contribuir con este propósito con las cinco acusaciones constitucionales que ha presentado contra la presidente Boluarte ante el Congreso.
Es poco probable que se logren los 87 votos para vacarla, pero nunca se sabe. Por mezquinas ambiciones tuvimos cinco presidentes en siete años, pero ahora, por nada de lo que se le acusa, justificaría poner nuevamente a nuestro país al borde del abismo.

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