Después de publicar

Para quienes estamos cerca del ámbito editorial no es un secreto que la publicación en el Perú es una lucha constante, con altibajos, por cierto, pero dura, tenaz, y que implica una gran fuerza de voluntad. Con la existencia de muchas editoriales independientes, el espacio para la publicación parece ser más generoso; sin embargo, no implica necesariamente calidad y cuidado en la edición.

Y después de ello, lo que sucede luego de la presentación oficial parece quedar en el aire, suspendido a su suerte o a la espera de que en algún momento el libro pueda venderse por sí solo. Son muchos los casos en que amigos han publicado sus libros con una pésima edición o sin un acompañamiento editorial. El aspecto monetario prevalece por encima de la publicación misma. Así, muchos terminan rematando sus libros a precios ínfimos, solo con el propósito de recuperar, en parte, lo invertido.

En la otra orilla, algunas editoriales universitarias han apostado por la publicación de temáticas variadas, con catálogos que abren las puertas a mayor cantidad de autores.

En ese proceso, el apoyo, la dedicación y la difusión por parte de las editoriales juega un rol fundamental. Colocar los libros en mercados internacionales, generar la versión en digital o incluso convertirlo en audiolibro es una tarea que resulta demasiado compleja sin el apoyo de una editorial seria que se comprometa con el trabajo.

Esta semana acabamos de presentar nuestro segundo libro, La tesis: mitos y errores, texto que continúa la orientación científica que iniciamos el año pasado con Investigar y escribir con APA 7. En ambos casos, el apoyo del Fondo Editorial de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas ha sido importante. El primer libro ha llegado a mercados internacionales, tanto su versión en físico y digital. De eso se trata, de difundir.

Si un libro se publica y no se lee, pierde la batalla. Si no se difunde, solo queda esperar la muerte, la de los libros, la de la publicación y la de la generación de conocimiento. Esta última, sin duda, es la peor muerte de todas.

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