Déja Vu 2000

Puede resultar exagerado el titular pero, la verdad, cambiando personajes y guiones, no existe mucha diferencia entre las coyunturas que la nación vivió en los inicios de este milenio y lo que dos décadas después sufre con el desgobierno de Castillo, Cerrón y su camarilla.

A mediados del 2000, Fujimori iniciaba su cuestionada re-reelección presidencial en medio del rechazo popular, la crisis generalizada y las crecientes acusaciones de corrupción pública. No obstante, su fraudulenta mayoría parlamentaria y el control putrefacto que ejercía sobre la cúpula de las Fuerzas Armadas, de la Policía Nacional y de las instituciones del Estado, parecía poder asegurarle la continuidad en el ejercicio del gobierno. Bastó la delación de la secretaria de su corrupto alter ego y la difusión del famoso video que revelaba la podredumbre a la que había llegado el Régimen para que en cuestión de semanas todo se cayese como un castillo de naipes.

Hoy, apenas a nueve meses de los comicios generales que llevaron a Castillo, no sin cuestionamientos, a ocupar Palacio de Gobierno, las denuncias de corrupción son tantas y tales sumadas a las peores evidencias de ineptitud e incapacidad gubernamentales, que si lo comparamos con lo del año 2000 solo falta que aparezca otra secretaria y algún audio o video similar para empezar a ponerle fin a esta anarquía política y destrucción institucional.

Lo cierto, visto lo visto, es que no sería ahora una secretaria sino la lobista Karelim que ha comenzado a colaborar con la justicia en el destape y, en ausencia de un Montesinos, tenemos a varios prófugos –el ex secretario palaciego y otrora amigo de confianza y varios sobrinos con las manos en la misma masa- cuya captura policial permitiría rescatar al Perú de este régimen caótico y cleptocrático. Por supuesto, si algo puede ayudar la llamada oposición democrática del Congreso para acelerar la consecución de este fin, la ciudadanía demócrata que se moviliza y protesta en las calles del país le quedará muy agradecida. ¡AMÉN!

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