De Jorge Santistevan a Josué Gutiérrez

Tal como hicieron cuando Walter Gutiérrez fue elegido Defensor del Pueblo, el poderoso grupo caviar se ha escandalizado por la reciente elección de Josué Gutiérrez, porque su control institucional queda nuevamente en peligro.

Por supuesto, el primero es un destacado jurista y empresario mientras que el segundo es un hábil operador político de izquierda, pero sin compromiso con los indignados, a fin de cuentas es poco probable que alguien pague por una consultoría de Josué, está lejos de ser un caviar, pero, por lo astuto, será difícil que la presión recibida lo obligue a ceder posiciones a quienes nunca ganan elecciones pero controlan gran parte de las instituciones del Estado y medios de comunicación.

¿Cómo llegó Josué al cargo de Walter? Conforme al mandato constitucional, para ser elegido Defensor se requiere los 2/3 de los votos favorables de los representantes del electorado, cifra que es imposible de lograr si antes no hay un acuerdo político entre los principales partidos políticos presentes en el Congreso.

Por tanto, quien habla de “componenda” o de “repartija” desnuda su ignorancia en materia política. Pero entonces, ¿cómo hemos pasado de personalidades del nivel de Jorge Santistevan de Noriega, Beatriz Merino y del propio Walter, a Josué? Evidentemente, por la degradación de quienes hacen política, de nuestros representantes, pues los elegimos de acuerdo a las reglas ideadas por sucesivos “expertos” que han logrado desalentar el ingreso a la actividad política de profesionales destacados, han burocratizado y obstruido el proceso de postulación y, además, destruyeron el sistema de partidos que alojaba a políticos de comprobada formación y de valiosa experiencia.

No es casual que quienes tuvieron que discutir y acordar la elección del nuevo Defensor, evitando que la institución siga exhibiendo un evidente sesgo ideológico en cada actuación, sean los únicos partidos que sobreviven con cierta organización: Perú Libre, Fuerza Popular y Alianza Para el Progreso. ¿Cómo garantizar que los mejores accedan a los altos cargos del Estado? Mejorando el nivel de quienes deben negociar y elegir, pues mejores políticos logran mejores acuerdos.

Para eso, es necesario hacer una verdadera reforma política que impulse la militancia a los jóvenes profesionales que sienten la necesidad de participar en el desarrollo de su patria, que promueva el crecimiento de partidos serios y responsables, y que acerque representantes y electores, mediante el uninominalismo. Por último, para prestigiar la actividad política se debe evitar la extrema judicialización de la lucha por el poder, privilegiando el debate sobre proyectos y programas, no la denuncia maliciosa para enviar a los adversarios a la cárcel.

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