ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Cuerdas enredadas

Imagen
Fecha Publicación: 03/09/2024 - 21:30
Escucha esta nota

El reciente paso por Lima de Alfredo Ferrero, nuestro eficiente embajador ante EE. UU., ha dejado declaraciones interesantes de cara a la importante cumbre del Foro de APEC en noviembre próximo. Más allá de sus entendibles –aunque no necesariamente compartidas– opiniones sobre que la sucesora presidencial ya no es aquella que fue vicepresidenta del funesto régimen castillejo y de que “está haciendo los esfuerzos para que el país pueda lograr cierta estabilidad y entregar la posta en 2026”, sí ha tocado la flauta con relación a la agenda indispensable para que el Perú se encamine al todavía esquivo crecimiento económico y el desarrollo nacional. Como bien anota, no inventa algo nuevo. Empero, es importante por quién lo dice y a ver si doña Dina termina entendiéndolo porque, visto lo visto, hasta ahora no se la juega para aplicar la receta de marras.

Afirma el hoy embajador: “Necesitamos (…) estabilidad política, un gran programa de inversiones público-privadas para reducir el déficit de infraestructura, incentivar (…) los cuatro (sectores) fantásticos: minería, agroindustria, pesca y turismo (…). Las cuerdas separadas están cuando todo va bien. Pero cuando la cosa está mal, la política tiene un impacto directo en la economía”. Más claro imposible.

Hace décadas, ante la pelotera política y el paralelo crecimiento macroeconómico que vivía Italia, se creyó que la política y la economía podían correr por cuerdas separadas. El experimento se fue pronto al traste y terminó siendo una trampa o mito. La República peruana y su democracia híbrida es un claro ejemplo del choque de las cuerdas enredadas que padecemos. En esto, la responsabilidad es compartida entre el Poder Ejecutivo y la mayoría supuestamente democrática del Congreso en alianza pragmática y contra natura con el único objetivo de sobrevivir cada uno con sus intereses hasta el 2026, mientras la “estabilidad inestable” que produce –rechazada por nueve de cada diez ciudadanos– apenas permite que el PBI anual crezca un 3 % anual. ¡Inaceptable!

El apreciado embajador en la Tierra del Tío Sam sostiene que a la jefa de Estado “hay que darle su valor” por los esfuerzos. La verdad, Alfredo, es que son pocos y, siendo ya tarde para insistir en elecciones anticipadas dada la peliaguda coyuntura preelectoral, solo esperamos que doña Dina haya leído y entendido tu entrevista periodística que comentamos y ponga algo en práctica. Todavía tiene tiempo siempre que llegue al 2026. ¡Amén!

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookXInstagram, TikTok y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.