¿Cuál es tu Cuau Cuau?
Nadie duda que la minería (junto con los hidrocarburos) es uno de los principales motores de nuestra economía -el tercero en magnitud según el INEI- pero, si bien representa el 14.36% de la producción nacional el aporte fiscal sumando muertos y heridos (impuestos, regalías y gravámenes) es de 9.1% (S/ 18.400 millones) del total de la recaudación (S/ 202.300 millones). A ojo de buen cubero, podría explicarse este faltante de 5.1%, por la evasión de la minería informal y la elusión de algún otro. Este período preelectoral, que coincide con los años bíblicos de las “vacas gordas” donde la más exuberantes son las mineras, debido al alza de los minerales -el cobre (Cu), US$ 12,522 la tonelada (TM) y oro (Au) $3.350 la onza troy (oz)-, a niveles nunca vistos, resulta curioso que no se haya mencionado el satanizado impuesto a las sobre ganancias mineras ni siquiera por las ONGs adictas al tema, ni que decir, de los antiguos gonfaloneros.
En el período ene-may del 2025 las exportaciones sumaron US$ 33,410 millones (BCR), en los que la pareja Cuau rompe otro record, ambas representan más de la mitad (53%). ¿Y en los impuestos como estamos? En el primer trimestre del 2025: Southern Peru exportó US$ 1,266 millones, registrando utilidades de 36.2%, pagando 12.3% por Impuesto a la Renta (IR), 1.2% por regalías (RE) y 1.9% por el impuesto especial a la minería (IM). Cerro Verde, tuvo ventas por US$ 1,092 millones, 27.7% de utilidades, 13.1% IR, 1.25% RE y 1.01% IM. En cambio, Minera Poderosa la 2da productora de oro, tuvo ventas por S/ 731.6 millones, 19.7% utilidades, 7.6% IR, 1% RE y 0.8% IM.
¿Habrá sitio para una regalía adicional de 5% sobre los ingresos mineros, formales e informales, cuando baten records de precios, para crear un fondo soberano -como el fondo Noruego- para luchar contra la creciente asimetría tecnológica? ¿O tendremos que que seguir enfrentando la disyuntiva de partir o resignarse al trabajo manual? De la lectura de los estados financieros de las empresas, se aprecia que hay bastante sitio.
El siglo de la revolución tecnológica nos trajo la discusión internacional del manido impuesto, que se generalizó cuando estos metales subieron 15%, el rojo a US$ 1,770/ TM y el dorado a US$400/oz (2003). Sin embargo, la ley de regalías mineras tardó un año (24/6/04). La tasa variaba entre 1% y 3% del valor del concentrado -dependiendo del tamaño de la explotación- aplicable a las mineras que no contaban con contratos de estabilidad. En plena campaña electoral del 2006, se reavivó el segundo momento Cuau (Cu a US$ 5,100/TM y Au a US$ 555/oz), que terminó alumbrando el Programa Minero de Solidaridad con el Pueblo (PMSP), conocido peyorativamente como el “Óbolo Minero”, en que 39 empresas se sumaron a la colecta aportando US$ 190 millones anuales. Luego vino Ollanta Humala al ritmo de: “¡Agua sí, oro no! (Cu US$ 9.800/TM y Au $ 1,400/oz) y se estableció dos nuevos impuestos y una nueva ley de regalías, pero, cuando hubo una caída en los precios el 2014, el “héroe de Locumba” se arrodilló, bajando la tasa del impuesto a la renta de 30% a 28% (31/12/24), empero, el colmo; tuvo que llegar PPK, para aumentar la tasa de 28% a 29.5% (11/12/16).
Como se aprecia, no es fácil crear nuevos impuestos. El cabildeo se potencia entre los que sueñan con un águila y terminan aprobando un polluelo. El Congreso tiene la palabra.
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