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Covid-19 y el Congreso

Fecha Publicación: 31/03/2020 - 20:10
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La prórroga del Estado de Emergencia Nacional estaba cantada. Ciertamente, el oportuno aislamiento social obligatorio más el toque de queda –a pesar de los miles de irresponsables detenidos y que deberán ser encausados y sancionados- ha servido para la contención y lucha contra la pandemia del coronavirus que azota al Perú y el mundo. Empero, los quince días vencidos de esta drástica medida no fueron suficientes para poder rebajar este Régimen de Excepción, ello al menos por dos razones. Primera, las pruebas de diagnóstico tomadas hasta ahora para determinar el número de infectados y su diseminación en el territorio nacional son insuficientes, lo que nos lleva a reiterar que ante el brote de esta peste en China no se actuó con la prevención sanitaria debida. Recién ha llegado el primer lote de los test anunciados por el Presidente –que no incluyen las vitales pruebas moleculares- por lo que ojalá antes del 13 de abril próximo la curva de infectados haya llegado a su pico y el descenso permita el fin de esta inmovilización general.

Ya lo dijo el director de la OMS: “No podemos detener esto si no sabemos quién está infectado. Hay un mensaje muy sencillo para todos los países: pruebas, pruebas, pruebas”. Segundo, en estas condiciones de incertidumbre habría que estar loco para tirar por la borda el sacrificio realizado por millones de peruanos y dejar que se ande circulando y contagiando a dios sabe cuántos, sobre todo durante Semana Santa. Eso sí, siendo evidente que la salud es primero que la plata, otra prórroga nacional del Estado de Emergencia sería insostenible para el país económica y financieramente, sin descartar la tensión o alteración social que ello produciría. Según el ministro de Salud el escenario que contempla el Gobierno “probablemente no será (una cuarentena) en todo el país sino de manera focalizada para evitar un posible rebrote del Covid-19”. Dios lo -y nos- escuche.

Unos renglones de cal y arena sobre el flamante Congreso. Bien por la modificación de su Reglamento a fin de que, en circunstancias de gravedad –como ahora-, pueda sesionar y funcionar de manera virtual con las garantías del caso. Mal por los absurdos argumentos utilizados para denegar la delegación de facultades legislativas solicitada por el Ejecutivo en materia de la acción de control concurrente o simultáneo para la Contraloría General, aunque después ha reculado en favor de aprobar un proyecto multipartidario que asegure ampliamente esta fiscalización. Lo dejamos allí. ¡AMÉN!