ÚLTIMA HORA
PUBLICIDAD

Chicho Salas: religión blanquiazul

Imagen
Fecha Publicación: 24/09/2022 - 22:40
Escucha esta nota

Guillermo Salas, “Chicho” para la familia aliancista, es chimbotano de nacimiento, nació el 21 de octubre de 1974, dos meses antes de la inauguración del Estadio de Alianza Lima, del coloso Alejandro Villanueva, un 27 de diciembre, hace 48 años; y está al frente del club íntimo de La Victoria, como director técnico interino.

“Chicho” Salas, con su actitud y porte blanquiazul, contribuye al concepto de que este emblemático equipo del fútbol peruano representa una religión. Esto para nada es una herejía y menos una apostasía, caso comparable en materia política al APRA, a la cual también se la comprendía como religión. En términos generales, grosso modo, y de cara a su trascendencia entre la hinchada, por supuesto que Alianza Lima lo es.

Esto ocurre cuando una institución del balompié trasciende al tema estrictamente futbolero y se mete en la historia, en las generaciones y la herencia de padres a hijos, en el arte, la música, la fraternidad, la amistad y el sentimiento. Pero hasta ahí muchos podrían reclamar esas características, sin embargo, Alianza Lima tiene más que eso (lo que ya es bastante). Tiene mística, martirologio y fe, al haber pasado por momentos dolorosos como la pérdida de toda una escuadra en el mar de Ventanilla, como también haber superado otras pruebas dentro y fuera del gramado de juego.

En el campo periodístico y político, más allá de disquisiciones bizantinas o polémicas, son muchos los exponentes blanquiazules como Alan García, Humberto Martínez Morosini, Alberto Fujimori, Rafael López Aliaga, Antonio Ramírez, Eduardo “Lalo” Archimbaud, Federico Salazar, Augusto Álvarez Rodrich, Fernando Tuesta, Mónica Delta, Juliana Oxenford, Boris Poémape, Emilio Grillo, y la lista continúa.

La esencia blanquiazul perdura en estampas llenas de peruanidad, de credo superior con el Señor de los Milagros, patrón del club; del criollismo y sus más insignes exponentes como el “Zambo” Cavero; de “arte, maestría, picardía, ciencia y saber”, como reza la letra de la canción del profesor Corcuera. Esto hace que la energía de un equipo sea motivo de admiración y sobre todo de retos mayores, como encauzarla positivamente al ver cómo miles de jóvenes alistan la fiesta del fútbol cada vez que hay una cita en Matute o en el estadio más alejado de las regiones del Perú, por lo que esa vibración debería acrisolar a muchos hacia una cultura deportiva, de respeto, de liderazgo, talento y paz. ¿La ruta está trazada para el fútbol peruano en general?

Mira más contenidos siguiéndonos en FacebookTwitter Instagram, y únete a nuestro grupo de Telegram para recibir las noticias del momento.