César Vallejo, poesía de rara intensidad
En una ocasión conversaba con Roberto Paoli, destacado estudioso de la literatura peruana, y le mencioné a dos poetas nuestros que son favoritos de los lectores, César Vallejo y José María Eguren. Entonces me dijo, con su habitual serenidad: César Vallejo es el primero de todos, porque Eguren, siendo buen poeta, convive con muchos otros que escriben de similar manera. Por ejemplo, los poetas crepusculares italianos, con Pascoli a la cabeza. Vallejo es único, nadie se le parece.
Durante mucho tiempo, he querido averiguar en qué reside la originalidad de Vallejo y otros poetas que parecen muy grandes. Viene a mi mente un poema de Wallace Stevens que tiene por título La guitarra azul, prestado de un cuadro de Pablo Picasso. En el texto, un sastre toco melodías en una guitarra y un oyente le dice: “tú no tocas las melodías como son” y el sastre contesta: “las melodías como son en la guitarra sufren una transformación”. De otro lado, un poeta como Vicente Huidobro, en su Arte Poética, aparecida en su libro El espejo de agua, dice a los poetas, que por qué le cantan a la rosa, y les recomienda, hacerla florecer en el poema. Con estos ejemplos, podemos decir que la poesía de Vallejo añade algo a lo existente, y ese algo es el espíritu de lo que merece recordarse. Así en su inolvidable poema sobre Pedro Rojas, en el magnífico libro España aparta de mi este cáliz, al final del texto escribe: “Su cadáver estaba lleno de mundo”, oración hermosa, potente, con aroma de oralidad, que permanece en nuestra memoria como símbolo de lucha y de escondida esperanza.
Vallejo, como lo están mostrando sus lectores en todo el mundo, no es solamente el poeta del dolor, sino también el poeta de la solidaridad y de la esperanza, el que mejor sintetiza, a lo largo de los siglos, las aspiraciones del ser humano. No es solamente el mejor poeta de la lengua, sino el poeta de la totalidad del género humano. Habría que remontarse a Dante, para tener otro poeta de tanta sabiduría y originalidad. No es casualidad, por eso, que en estos días, partiendo desde Lima hasta Santiago de Chuco, una caravana de estudiosos y admiradores de su poesía de distintos países vaya difundiendo su enorme calidad ante los pobladores de numerosas comarcas. Desde estas líneas, saludamos a Danilo y Juvenal Sánchez Lihón, quienes desde Capulí, la organización que fundaron hace 25 años, promueven el conocimiento de la labor creativa de César Vallejo, ese genio de la escritura.
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