Cerebro equivocado
El mérito de un gobernante no es la inteligencia ni la erudición, sino el sentido común. Saber razonar hasta sobre lo indescifrable y tener habilidades comunicativas no le sirvió a Salvador Allende para salvar a Chile en los 70. Fue un desastre como toda experiencia socialista, y la epistemología, el experimento y la historia comparada no sirven de nada frente a un problema que tiene más de volitivo que de cognitivo.
Alan García era el joven más brillante, el más lúcido y culto a su edad de entre todos los de su época, pero tenía las ideas equivocadas porque la mística y la fe romántica “socialista” le hacía creer en ellas. La heterodoxia aprista era la profundización del número rojo velasquista, el ahondamiento del error con el añadido de una emisión de dinero sin respaldo. El resultado fue la hiperinflación. Leer a Keynes e ignorar a Hayek. Misticismo que contrasta con el García lúcido, pero con sentido común de 2006.
Nadie duda de la inteligencia de Vladimir Cerrón, pero la ideologización es una cárcel que cierra la posibilidad de discernir sobre lo posible y lo real. Formado en Cuba, casi con el chip de los pioneritos, ni la muestra de la verdad lo podría convencer de las bondades del mercado y de sus leyes. No hay manera que formule que el socialismo logró sus fines, pues fracasó en toda línea. Vale decir que en los países nórdicos hay altos impuestos, pero no socialismo. La riqueza de los 70 y el buen puesto en el ranking lo lograron por el éxito de políticas liberales, con ellas la bonanza y el gasto en medio de una ubicación que no es la de antaño.
La superioridad real y moral del capitalismo liberal desde el muestreo no superan al dogma de una formación cerrada que entiende la vida desde la dialéctica.
Un emprendedor con secundaria y con un IQ menor que cualquier fanático, puede discernir sobre la economía porque la vive y sabe que es capitalizar, ahorrar, emprender, tener una estrategia y soportar al Estado. Se llama “sentido común”. No viene al caso la materia (Revista Chilena de Radiología, 1, año 2008) *, pero sirve el concepto: “(…) el sentido común puede desarrollarse mediante observación, educación y experiencia”. No es ciencia; pero, aunque no guste a los científicos, alguna similitud hay en “ver”, que no la encontramos en el fundamentalismo fracasado llamado “socialismo”.
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