¿Cambio para que nada cambie?
El “Otarolagate”, siendo obsceno y peor si se destapó como parte de una conspiración que tarde o temprano se aclarará, ha acabado por ahora con la inevitable renuncia del Premier que, visto lo visto, se va oficialmente del Gabinete pero no acaba su presencia e influencia dentro del Gobierno. Si una dimisión de la cabeza del Consejo de Ministros, conlleva constitucionalmente la crisis total del mismo, esta vez el singular cambio ministerial poco tuvo de eso y, más bien, se acerca a una negociada permuta al estilo del Gatopardo. ¿O no, doña Dina?,
Algún optimista creía que el entonces Premier podría sobrevivir al escabroso destape que lo pilló en el extranjero presidiendo la delegación peruana en la Cumbre de la minería mundial que se desarrollaba en la ciudad de Toronto, Canadá, de la que tuvo que salir pies en polvorosa desluciéndose otra vez la imagen del país. Confiemos que el Ministro de Energía y Minas pudo hacer algo para salvar la papeleta. Ya en Lima, lo que prácticamente nadie supuso es que el reemplazante en el premierato fuese uno tan cercano al mismo Otárola y también con experiencia en la cosa pública quien deja más de una incógnita sobre los cambios que realizará en el ejercicio del cargo.
En efecto, si conforme a la Constitución el nombrado Presidente del Consejo es quien propone con acuerdo del Jefe de Estado a los nuevos Ministros, entre ellos a los que gozan de su mayor confianza para la dirección y gestión de los servicios públicos, llama la atención que en este caso, insólitamente, el flamante Premier se ha quedado sin chistar con todos los integrantes del otrora “Gabinete Otárola”, varios de los cuales –como el Ministro del Interior– resultan cuestionados urbi et orbi y enfrentarán interpelaciones y, quizás, la censura parlamentaria. Imposible no tener la sensación de que este “inédito” cambio ministerial huele a más de lo mismo y con el desgastado Alberto Otárola en la sombra dado todo lo que sabe y lo que no sabemos. ¿O no, doña Dina?
En cuestión de semanas, Gustavo Adrianzén en compañía de los demás Ministros concurrirá al Congreso para exponer y debatir la Política General del Gobierno y las medidas necesarias para su ejecución y planteará al efecto la cuestión de confianza. Aunque no parece estar en peligro el voto de confianza, el Premier tiene el tiempo suficiente para evaluar y efectuar antes el reajuste parcial del Consejo y empezar a demostrar que no representa un mero cambio de fichas sino, en bien del país, un cambio de verdad para mejorar la marcha del cuestionado y frágil Gobierno de turno que pretende mantenerse hasta el 2026. Roguemos al Señor. ¡AMÉN!
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