Cacao, alimento de los dioses
Todo calza como anillo al dedo cuando en el mapa de la vida se alinean las estrellas. Esta parece ser la referencia que orienta el devenir de los habitantes de la acogedora ciudad de Villahermosa. Y para hacerla terrenal y real a la ciudad, el río Grijalva transita calmado en medio de la ciudad como quien alcanza ambas manos a todo aquel que llega para disfrutarla, el río sonríe, coquetea haciendo que el paisaje se embellezca más. Siento que siempre fluye brindando la más tierna mirada al horizonte, eso explica lo aquietado de sus aguas. A esta hermosa ciudad llegamos desde el Perú con nuestro equipaje de libros y sueños y con la tarea de hacer brillar a nuestras letras. El marco es la Feria Internacional del Libro que organiza la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco y el país homenajeado es Perú.
Al llegar a la ciudad inmediatamente viene a la memoria el poeta Carlos Pellicer, cuyo bisabuelo paterno fue peruano y también mantuvo una relación de amistad con Víctor Raúl Haya de La Torre. Pellicer escribió: “Yo que de Tabasco vengo / con nudos de sangre maya, / donde el cacao molido / dio nuevo sentido al agua…”, y no se equivocó. El cacao es pues ese manjar de los dioses que encontró posada en Mesoamérica, en este nido privilegiado de la cultura Olmeca, en este fértil jardín florido, en este hábitat de sueños elevados a la “n” potencia.
La alegría es mayor después de haber visitado la “Casa Universitaria Cacao y Chocolate”. El museo, de reciente construcción, incorpora los conceptos modernos que todo visitante quisiera encontrar y satisfacer así sus exigencias: historia, experiencia inmersiva, vivencia directa, participación activa, etc. El museo está a la vanguardia de los grandes museos, es un ejemplo de las obras buen hechas. En su construcción cuidaron cada detalle y por eso exhibe lo más moderno en soluciones: tecnología asistida, tecnología con realidad aumentada, tecnología inmersiva, pero también uso de la ingeniería química para recrear aroma y sabor; atención a todos los sectores etarios sin distinción y asegurarse de que los visitantes experimenten el sabor del chocolate en sus distintas presentaciones. Así logran que su experiencia sea una vivencia única e irrepetible y, sobre todo, una experiencia personal que afirme su sentido de pertenencia con sus ancestros, con su cultura y también que lo comprometa con los nuevos desafíos para que la sociedad sea más humana.
Privilegiado de haberlo visitado y ser guiado por el señor Rector de la Universidad. Alegra saber que no estamos con los brazos cruzados y que tenemos los manjares irresistibles para endulzar y vencer los sinsabores de la humanidad.
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